El templo de Segesta, cuya estampa se ha hecho famosa, es realmente un templo inacabado pero que evoca la grandiosidad de la cultura helena. Sin embargo, Segesta es una de las más importantes ciudades de los Elimos, un pueblo misterioso supuestamente descendientes de los troyanos, y enemiga de la cercana ciudad de Selinunte (que veríamos al día siguiente y que os contaremos en la siguiente entrada).
Está construido en un promontorio que dominaba la ciudad y sus medidas son grandiosas El conjunto resulta realmente armonioso y, como está en medio del campo, rodeado de terrenos floridos, queda realmente bello.
Pese a esta grandiosidad, realmente el templo quedo inconcluso. Y os preguntareis, ¿y eso cómo se sabe? Pues porque en las columnas no hay estrías y porque se encontraron los utensilios que se usaban para ayudar en el levantamiento de los bloques.
Al haber quedado sin terminar, no pudimos saber a que deidad iba a estar dedicado.
Siguiendo con el templo, las proporciones del templo demuestran que los constructores conocían las tendencias matemáticas de Atenas de finales del siglo V ya que los expertos dicen que el frontis tiene una proporción de 9:4 (anchura de la fachada frente a la altura de las columnas) igual que el Partenón, con unas medidas de 23,12 metros por 58,03 metros y con un marco de columnas de 6 por 14.
Una vez visto el templo, se puede ir a visitar la otra zona de la ciudad dentro del parque, en el monte Bárbaro. Este hecho otorga a Segesta una nueva peculiaridad, porque son dos acrópolis separadas por una depresión de la montaña, una con el templo, otra con el teatro y la zona del ágora. Se puede andar o tomar un autobús interno. Nosotros fuimos en autobús.
Y tras ver este magnífico ejemplo de templo heleno, de una cultura troyana, en una isla italiana, continuamos viaje para disfrutar de una tarde en una villa medieval: Erice en esta primera etapa de nuestro recorrido de una semana por Sicilia.
Que ver cerca de Segesta:
Templo de Mango Contrada
Este templo es anterior al templo de Segesta que visitamos. Está fuera de las murallas de la ciudad, a lo largo de las antiguas vías de acceso a la ciudad y está datada su construcción entre el siglo VI y V a.C. Está bastante degradado en medio del campo, que debe ser la razón de que, hasta la fecha, esté fuera del itinerario para los visitantes del parque arqueológico pero se puede acceder a través de caminos senderistas. Preguntad en la zona de taquillas para que os den el mejor modo de acceso.
Erice
Esta villa es otra ciudad fundada por los Elimos. Es un pueblo absolutamente medieval en lo alto del cerro donde está asentado, el monte San Giulano.
Bastante alto para la isla, por cierto, con sus 750 metros de altitud. Como pueblo medieval, sus calles son empedradas y empinadas en muchos casos, hoy totalmente enfocadas al turismo.
Además de la villa, lo mejor son las vistas de la costa aprovechando su posición elevada, llegando a verse Trapani y las islas Egadi. Nos dijeron que, incluso, en días soleados se puede llegar a ver el Etna que está en la otra punta de la isla.
Antes de terminar de contaros de este pueblo, no podemos dejar de mencionaros que los elimos levantaron en esta ciudad un templo en honor a su diosa del amor. Posteriormente, este culto al amor se preservo y los conquistadores posteriores levantaron respectivamente, los fenicios a Astarte, los griegos a Afrodita y los romanos a Venus.
Palermo
Para terminar el día volvimos a Palermo, a descansar y disfrutar de la noche siciliana. Como era tan tarde, sólo pudimos salir alrededor de la plaza de la Catedral, que estaba cercana a nuestro hotel y disfrutar de unas vistas nocturnas.
Palermo es la capital de Sicilia. Y paseando por sus calles se pueden ver tanto vestigios árabes como normandos, como barrocos, en una amalgama de edificios y monumentos. El ambiente es muy agradable y, aunque hay muchos turistas, se mantiene el carácter de villa de provincias, tranquila y con encanto. Aprovechamos la noche para tomar una cena con platos tradicionales en uno de los múltiples restaurantes que están en el centro.
Y para finalizar, ¿a cuál de las diosas del amor de Erice preferís?
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Datos prácticos de Sicilia:
Sicilia es parte de Italia, por lo que os encontrareis en una zona europea, con moneda euro y en la que, siendo ciudadanos europeos, podéis viajar con la cobertura médica de vuestro país.
Cómo llegar a Palermo:
En coche, desde la península italiana se puede pasar a Sicilia a través del estrecho de Messina usando los diferentes transbordadores que lo cruzan y luego continuar por la autopista norte hasta Palermo. Desde aquí, para llegar al Parque Arqueológico de Segesta, hay que tomar la autopista A29 dirección Trapani. Al llegar a la salida de "Segesta", a pocos metros, está el aparcamiento del Parque desde donde sale cada 15 minutos un autobús hasta la taquilla.
En tren, desde Palermo hay un tren diario que sale a primera hora de la mañana y que nos lleva hasta el pueblo cercano desde el que se puede acceder al Conjunto Arqueológico.
En avión, los vuelos llegan a Palermo desde las principales capitales y ciudades europeas.
Horario y precio de los monumentos de Segesta:
El boleto de entrada para la visita es de 6€ (para la tarifa normal) y de 3€ para jóvenes de 18 a 25 años (tarifa reducida) siendo gratuito para menores de edad. Con la entrada se puede visitar las dos zonas del parque: el templo y el teatro.
La taquilla cierra una hora antes del cierre de las puertas. Y el horario es de 09.00 a 19.30.
Información turística de Segesta:
Puedes acceder a más información turística en la página web del Parque.
Para saber más de los Elimos:
Si queréis descubrir más cosas de este pueblo antiguo tan desconocido, podéis empezar por aquí.
Dónde dormir (y comer) cerca de Segesta:
Como Segesta está en medio del campo, lo mejor es dormir en una de las poblaciones cercanas. Nosotros optamos por Palermo, el Hotel Posta, un hotel céntrico, pequeño en una calle peatonal, tranquilo y suficiente para las dos noches que íbamos a pasar. También hay opciones en Trapani, Monreale o en Erice.
Para cenar, nosotros probamos el restaurante "Il mirto e la Rosa", donde descubrimos el vino de uva Nero D'Avola, que ha pasado a ser una de nuestros caldos favoritos desde entonces y tomamos unos cuantos platos típicos sicilianos como los "Fetuccine alla Norma" y los "Semifredo alla mandorla con cioccolata calda". Recomendable.
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