Un entrañable amigo, gran conocedor de las historias de la Villa y Corte de Madrid, nos ha ofrecido un paseo por el Madrid medieval. Un paseo que hemos iniciado a las 11 de la mañana en la Plaza de Oriente y que hemos acabado a las seis de la tarde en la entrada a la Plaza Mayor junto al Mercado de San Miguel, por supuesto, con una rica comida y alguna que otra parada de tapeo. Para hacer lo propio, hemos sacado fotos en tonos sepia, para darle un toque mas "histórico".
Como os decía, hemos iniciado el paseo en la Plaza de Oriente bajo la estatua de Felipe IV. Para los que no lo sepan, esta estatua es un prodigio de pintura, escultura e ingeniería. De la primera por que el boceto de la obra es obra de Velázquez. De la segunda, por que la obra fue realizada por el maestro Pietro Tacca. Y de la tercera, ya que está basada en un diseño del físico italiano Galileo y que permite que sea la primera obra escultórica de la epoca de un caballo alzado sobre sus dos patas.
Seguimos junto a la puerta del Palacio Real (o Palacio de Oriente), erigido sobre el antiguo Palacio de los Austrias. El palacio actual fue construido tras quemarse el anterior palacio de los Austrias en 1754 y con objeto de hacer un gran palacio que mostrara el poderío del imperio español en tiempos de Felipe V de Borbón. También la puerta de este palacio fue el origen de las revueltas de Madrid contra los franceses en 1802, aunque los madrileños fueron acorralados por las tropas francesas contra las puertas del palacio. Los días posteriores fueron días de persecución contra cualquier madrileñ@ que llevase cualquier objeto de ataque a ojos de las tropas francesas. Fruto de ello, por ejemplo, fue la ejecución de Manuela Malasaña por llevar unas tijeras siendo como era una modistilla.
Continuamos bordeando el palacio, pasando junto a la Catedral de la Almudena para bajar a las ruinas de la muralla medieval de Madrid. Construida en tiempos de los árabes, era uno de los elementos diferenciadores de Madrid. Desde aquí también se aprecia la diferencia de altura por donde corría el Arroyo de San Pedro, hoy Calle Segovia, y que separaba en esa época, la zona árabe (en la colina del palacio) con la zona cristiana (en lo que hoy es San Francisco y Vistillas), aunque al ser conquistada Madrid, las zonas se cambiaron. Es bastante curioso ver como los dos edificios que se adosan a la muralla, construidos en los años 50, lo hacen preservando aún en sus bajos (visibles al ir por la carretera de acceso a su parking) restos de la antigua muralla (podéis verlos sin problemas).
Un poco más adelante, pasando por debajo del Viaducto, hemos llegado a la Calle de la Villa, donde se ubicaba el Estudio Público de Humanidades, de Juan López de Hoyos, y donde estudió Cervantes.
Una pequeña subida por esta calle, con el adoquinado tradicional de las calles antiguas, para llegar a la Calle Mayor, no sin antes conocer una pequeña curiosidad: ¿sabéis qué significan estos pequeños cuadrados que de vez en cuando se ven en las paredes de los edificios antiguos?
Dichas placas fueron colocadas en el siglo XVIII para facilitar el cobro de impuestos de la Visita General de Regalía de Aposento, según la cual los ciudadanos de Madrid estaban obligados, según las condiciones de sus viviendas, a acoger a funcionarios de la Corte o a pagar los convenientes impuestos. Se decidió numerar cada manzana de Madrid, y dentro de ella cada casa, dando como resultado 557 manzanas y 7.049 casas . !Curiosamente con este sistema aparecían varios números 1 en la misma calle! En fin...
En la Calle Mayor, paramos a tomar una cerveza fresca de barril en un bar tradicional: Casa Ciriaco, donde nos hicieron notar que todos los establecimientos de Madrid con solera (anteriores a 1900) han sido adornados por el Ayuntamiento, en el suelo junto a la entrada, con una placa del genial dibujante Mingote indicando el año de su fundación.
Al salir, en dirección Plaza de la Villa, entramos por la calle de San Nicolás, y pasando por delante del restaurante Los Arrieros donde luego comeremos, llegamos a la Iglesia de San Nicolás de Bari, la más antigua de Madrid (posiblemente del siglo XII), Aquí podéis ver la hermosa torre mudéjar.
Seguimos hasta la Plaza de Santiago, donde está la Real Iglesia de Santiago (y San Juan Bautista), inicio del Camino de Santiago en Madrid y antigua sede de los Caballeros de la Orden del mismo nombre. Y luego llegamos a la Plaza de Ramales, donde vimos el museo más raro que he visto nunca. Se pueden ver, si tenéis la suerte de que un amable vecino os abra la puerta del Parking de Residentes (si, habéis leido bien) un pequeño museo de objetos encontrados en la excavación de la plaza para la construcción del susodicho parking. En la superficie, lo que parecen bancos son en realidad representaciones de diferentes muros de la iglesia, que aparece dibujada en planta sobre el pavimento.
Y con esto, nos fuimos a comer al Restaurante Los Arrieros. Un menu de degustación (para dos personas) por 37€ cada uno, con 8 platos de entrantes y un segundo generoso, con vino tinto joven de Ribera del Duero, es suficiente para que coman tranquilamente 3 ó 4 personas. Aunque este PeixeViajero y un amigo se lo comieron ellos solitos. Teníamos hambre tras la marcha. Y el Lomo de Corzo que elegimos de segundo estaba sensacional.