Todo parece flotar en el espejo de agua que se forma sobre la inmensa superficie plana del Salar de Uyuni después de la lluvia. Un Salar inmenso. El más grande del planeta. Y que, bajo sus kilómetros de sal, guarda también codiciados depósitos de minerales como el litio y el boro, entre otros, y agua.
A pocos kilómetros de la frontera de Bolivia con Chile, el Salar de Uyuni ha sido nuestra primera etapa en el recorrido por Bolivia.
Hemos iniciado nuestra etapa de Bolivia entrando desde Chile por el paso del desierto, literalmente en medio del desierto, junto a la pequeña localidad boliviana de "Donde comienza la Patria". Sí. No es broma. Es el nombre del pueblo. Antes se llamaba Avaroa, pero lo han renombrado hace unos años. De todos modos, el paso es, como os decíamos, un secarral. El autobús se detuvo primero en Ollague, el pueblo de Chile a un kilómetro de la frontera, donde tuvimos que sacar las maletas, todas las maletas, y pasar el control de salida de Chile. Volver a embarcar en el autobús de nuevo y parar a poco más de un kilómetro, en tierra de nadie en medio de la carretera, en el mojón que delimita el límite de países, donde tuvimos que cambiarnos a otro autobús, esta vez boliviano, para ir hasta el pueblo de Uyuni donde queríamos dormir.
Realmente parece kafkiano, sobre todo si el otro autobús no ha llegado y te toca esperar en medio de la arena. Porque te tienes que bajar del autobús, claro. Una vez arriba de nuevo, resulta que la numeración de asientos es diferente y un pasajero italiano se ha quedado sin su asiento. Después de un momento de confusión, donde el pasajero italiano reclamaba su asiento, ya que no pensaba ir de pie como alguno de los pasajeros que se montaron en la frontera, finalmente le asignaron un asiento y nos pusimos en marcha. Tuvimos ocasión de ver como el altiplano iba dejando paso a la vista de unos volcanes y un lago a sus pies. Pero no hay mucho que contar más de este trayecto.
Algunos tuvieron que sentarse en el suelo |
Llegamos al pueblo de Uyuni y sin tiempo para aclimatarnos al calor sofocante y al polvo de la tormenta de arena que había en el aire, empezamos a buscar alojamiento por diversos hostales (a cual más deprimente), hasta que finalmente nos decidimos por una habitación en el Hostal Avenida, frente a la estación.
Y, a continuación, sin demorarlo mucho, nos pusimos a buscar una agencia para contratar una excursión al Salar para el día siguiente. Es recomendable que se visiten varias agencias para negociar un buen precio. Se puede conseguir, conseguimos, un descuento bastante bueno cuando nos juntamos a una pareja italiana que viajaba junto a un amigo suyo y que habíamos conocido en el autobús al llegar (el que se había quedado sin asiento). Al entrar los cinco en las agencias, nos ofrecían descuento de grupo. ;-)) Y fueron buenos compañeros de viaje, junto con una pareja francesa que completó el grupo en el jeep.
Hay varias posibilidades para recorrer el salar, dependiendo del tiempo / presupuesto que quieras dedicar y si quieres dormir en unos de los hoteles de sal que hay en su interior. Ufff, con un precio por noche realmente prohibitivo. Además, la previsión meteorológica era de tormentas, así que preferimos pues centrarnos en lo importante para nosotros: el Salar y sus reflejos, así que contratamos una excursión de día que incluyera estos dos puntos, empezando muy temprano y volviendo tras ver atardecer.
La excursión primero te lleva a ver un cementerio de trenes a las afueras del pueblo. Intentan hacerte ver lo importante que fue el tráfico ferroviario por esta población cuando la explotación de las cercanas minas de plata estaban en auge. Uyuni fue la primera población de Bolivia en tener un tren, que iba hasta Antofagasta donde la empresa minera Huanchaca tenía una de las mayores fundiciones de la época. El tren partía con plata y volvía lleno de personas en busca de una vida mejor, a veces, no con las mejores intenciones para conseguirlo. Y estos trenes. con el paso del tiempo se han ido quedando olvidados en medio de un paisaje desértico.
La verdad es que a nosotros nos pareció una parada de relleno de la excursión, de una hora de duración. Sólo si lo quieres ver desde el punto de vista de "arqueología industrial" puede tener cierto encanto. Bueno, desde el punto de vista fotográfico también tendría su "aquel", si no fuera porque está abarrotado de turistas, ya que en todos los tours meten esta visita. Una turistada, nos pareció. En fin, que pese a que todos los del grupo estábamos de acuerdo en seguir sin casi parar, el conductor-guía insistió que el tour era el que era. Claro. Es cierto que aparecía en el folleto, pero...
Así que tras esa parada de una hora, y tras volver a Uyuni para recoger la comida (quizá por eso había que estar una hora con los trenes olvidados), continuamos hacia el pueblo de Colchani, donde paramos otra hora para dedicarla a ver una y varias veces los puestos de artesanía y prendas de lana que estaban en la calle principal. Cayó algo, claro. Un monedero que nos estaba haciendo falta para guardar los cubiertos y una pulserita que fue la protagonista de una anécdota en Camaná, en Perú. También había un museo de sal, con estatuas hechas con sal, igual que las casas del pueblo, que estaban hechas de ladrillos de sal.
Tras las compras y un pequeño diluvio, ahora sí, hacia el interior del Salar pudiendo ver las primeras vistas de la inmensidad plana infinita de color blanco, refulgente bajo el sol hasta hacer daño a la vista, conduciendo por una recta imaginaria rumbo a la siguiente parada en el Monumento Homenaje al Rally Dakar 2016, junto al antiguo Hotel de Sal que hoy únicamente se utiliza como parada y lugar para el almuerzo que incluye la excursión y que cada tour lleva preparada desde Uyuni. En 2017, la carrera ya no pasa por el Salar después de que las carreras anteriores hayan destrozado y ensuciado muchas zonas. Ahora solo lo bordea, sin entrar, pero queda el Monumento como recuerdo de que éste debe ser un lugar a respetar.
En este mismo lugar después de comer nos hicimos, bueno lo intentamos, las fotos típicas con dinosaurios de goma, aprovechando que el lugar es tan plano que crea ilusiones ópticas con las distancias.
Ya sobre las tres de la tarde, empezamos el recorrido rumbo a la zona del Salar donde veríamos los reflejos. Lo mejor del día. Sólo por ver esto ya merecía la pena la visita. Las imágenes lo atestiguan, ¿no creéis?
Y, sin más, volvimos hacia Uyuni, parando en lo que llaman los montones de sal, que son los que están preparados para ser recolectados. Una parada, sin más. Lo siguiente fue situarnos en posición de espera para ver el atardecer, desde un sitio próximo a la salida del Salar, pero empezaba a diluviar y acordamos en el grupo volver antes a Uyuni, sin esperar las más de 3 horas que quedaban para el atardecer, ya que con el cielo ya negro no iba a ser nada memorable. Curiosamente esto le pareció bien al guía...¿por qué sería? Nos vino bien, porque pudimos adelantar la salida hacia nuestra siguiente etapa, en uno de los autobuses que paran en la plaza . Llegaríamos a Potosí ya bien entrada la noche, bajo una amenazadora capa de nubes muy negras. Pero esa es la próxima aventura.
Datos prácticos:
Cambio orientativo: 1€ = 3,5 Bolivianos
Transporte: Para llegar a Uyuni desde Chile contratamos un autobús de línea que une la Terminal de autobuses de Calama con Uyuni. La empresa nos había dicho que era directo sin cambio de autobús, pero finalmente tuvimos que cambiar. Como para fiarse. El autobús era bastante incómodo y el boliviano más aún. Parecía que se iba a romper en cualquier momento. Pero el viaje fue entretenido y nos sirvió para confraternizar con los italianos y con unas chicas chilenas que veríamos también en la zona de reflejos. El coste del autobús es 15000 pesos chilenos a los que sumamos los 3000 pesos que nos llevó llegar desde San Pedro a Calama. Hay la posibilidad de hacerlo directamente desde San Pedro por 18000 pesos con doble cambio de autobús saliendo a las tres de la mañana con la empresa Cruz del Norte. Nosotros decidimos hacer parada en Calama y usar la empresa Atacama 2000. Una recomendación: contratar el autobús en cuanto lleguéis a San Pedro o a Calama. Se llenan rápido.
Se puede llegar también en tren desde Antofagasta usando la histórica línea de tren. Pero no nos cuadraba.
Para el trayecto de Uyuni a Potosí, tomamos uno de los autobuses que salen de la calle Arce, donde están todos. Es realmente divertido, porque todas las agencias de venta gritan junto a cada autobús que va a salir o que está saliendo ya, por lo que os recomendamos ir preguntando a cada uno el coste y, sobre todo, pedirles ver el autobús para ver si realmente es el tipo de asiento que te quieren vender y su estado de conservación. Según te ven ir a la competencia te rebajan el precio del billete. Y no os preocupéis por el tiempo, lo de que está saliendo lo dicen durante mucho rato. Nosotros finalmente elegimos el que salía a las 19:00h, de la compañía Emperador. Un buen autobús, moderno, y que fue bastante bien hasta Potosí en unas cuatro horas.
Alojamiento: El famoso Hostal Avenida es un pequeño hostal familiar frente a la estación, en la calle principal pero no muy ruidoso. Es de tipo mochilero, sin desayuno, pero su coste nos convenció y la habitación, para nuestra sorpresa, fue una de las mejores de Bolivia, muy amplia y limpia, tanto el baño como el dormitorio, ¡y con agua caliente!. El coste fue 140 pesos bolivianos. No aparece en los buscadores de alojamientos por internet, así que es necesario llamar por teléfono o contratar in situ. Si preferís reservar por internet, os dejamos un enlace de Agoda con alojamientos en la ciudad.
Excursión al Salar: Lo contratamos en la agencia Ripley Tours, que nos hizo el mejor precio, 273 pesos bolivianos para dos personas, incluyendo un 5% por pago con tarjeta. Esto vimos luego que era muy habitual para forzarte a pagar en efectivo, pero en los hoteles que habíamos reservado por internet, como no lo dicen en las condiciones, lo discutíamos y no lo hemos pagado nunca. En general, cuando reclamas firmemente, se echan para atrás en este tipo de abusos.
Hay excursiones de un día, dos días y tres días. Si contratas la de dos días, después de la comida en el hotel el tour va a la zona norte del Salar hasta una zona donde se encontraron unas momias disecadas y a la isla de Inca Huasi para dormir en los nuevos hoteles de sal que se han construidos en la zona.
El tour de tres días es mucho más largo y sale del Salar para ir por la Laguna Colorada, los Geiseres y la zona del desierto de Salvador Dalí rumbo a la zona fronteriza con Chile cercana al volcán Licancabur, junto a San Pedro de Atacama, donde te pueden dejar o volver a Uyuni en ese punto. Si realmente queréis ver esta parte es mucho más barato hacerlo desde Uyuni que desde San Pedro.
Por algún motivo no veo el comentario que puse en su día. Menuda suerte, foto y experiencia ver el salar como un espejo.
ResponderEliminarHola Miguel. Fue una suerte si. Pero la tarde anterior y parte de la mañana estuvo lloviendo y no teníamos muy claro si íbamos a ver algo.
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