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Equipaje para una vuelta al mundo

Equipaje para una vuelta al mundo

Dar una vuelta al mundo de un año solo con una mochila pequeña y una maleta de cabina. ¿Imposible? No. Solo es necesario planificar y pensar lo que realmente vas a necesitar.

Esto es lo que hicimos para poder viajar con el mínimo de equipaje, sin perder nada de lo necesario.

Cuando se decide hacer un viaje por el mundo hay muchas cosas que es necesario empezar a planificar y a pensar. Uno de los puntos más importantes fue el relativo al equipaje, ya que no queríamos cargar con demasiado peso.  Estaba claro que no podríamos llevar ropa para un año, por lo que tendríamos que lavar sobre la marcha y reponer en el camino lo que se fuera estropeando. Al final calculamos ropa para unos diez días.

Teniendo esto claro, nos fueron surgiendo más preguntas:

¿Maleta o mochila?


El equipaje debe transportarse fácilmente. No somos mochileros, es decir, no estamos acostumbrados a movernos cargando peso en la espalda. En general, preferimos maleta con ruedas a mochila. Para nosotros, no se es más o menos viajero o turista (¿hay diferencia?) por llevar mochila o maleta. Más allá del destino, forma de transporte y terreno del viaje, se trata de una preferencia personal, como la ropa que te llevas al viaje. Tu equipaje y tú vais a pasar muchas horas juntos, mejor elige aquello con lo que te sientas cómodo.
Como en nuestro viaje utilizaríamos muchos medios de transporte y diferentes terrenos, necesitábamos que las maletas fueran ligeras, que se pudieran arrastrar (tipo trolley), pero que también se pudieran colgar a la espalda en un momento dado, si el camino era muy agreste. Por ello, optamos por el trolley-mochila tamaño cabina, maletas con correas para la espalda que, cuando no se usan, se recogen en la parte posterior, en un bolsillo con cremallera, dejando la maleta en formato trolley habitual. La verdad es que no usamos nunca el formato mochila en las maletas, porque incluso en África se podían arrastrar por los caminos sin excesiva dificultad. En la maleta pondríamos lo más pesado (zapatos y la mayor parte de la ropa) y el resto de cosas que no habíamos incorporado a la mochila. Pesaban unos 13kg cada una. Mucho para mochila, pero no superaba el 20% de nuestro propio peso. Además, se podían subir a la cabina del avión de muchos de los vuelos que hicimos (ojo, las low cost asiáticas sólo dejan 7kg de equipaje en cabina por persona).

También llevamos una mochila de día cada uno.


Y recordad: no te suelen impedir llevar cosas en los bolsillos, por lo que si algo no te cabe o tienes que reducir peso de maleta para la aerolínea low cost de turno, siempre puedes meter cámara, cargadores, guía, etc, en los bolsillos de tu chaqueta. Hay quien se pone incluso varias capas de ropa …

¿Y si se me pierde la maleta?


Tener en cuenta las contingencias de equipaje. Hemos tenido suerte y no nos han perdido el equipaje en ninguno de los vuelos, ni se nos ha "traspapelado" en los autobuses y trenes pero, aun así, en la mochila de día llevábamos lo más crítico, por si la maleta se perdía. Esto incluía repartir los cargadores; llevar una muda de emergencia (ropa interior, calcetines y camiseta) que estuviese enrollada en un único rulo, protegida por una bolsa de plástico con cierre fácil para hacer el mayor vacío posible (de las de congelación), para evitar manchas; el impermeable, los papeles de identificación y los visados; el plato de plástico y el vaso junto con algo de comida que fuéramos comprando (esto no era crítico, pero sí  práctico); la botella de agua y el paraguas plegable; los ganchos, los cables de alambre, la brújula, la linterna y una parte de los medicamentos.

El resto de las cosas, en la maleta.


Rulo militar o Skivvy roll

¿Y el dinero?


El dinero podía repartirse entre la mochila y la maleta, para dividir el riesgo. Y una parte encima en un bolsillo oculto en los trayectos largos. Podéis ver más sobre este tema en nuestra entrada de “Gestión de efectivo en el viaje”.

¿Cómo metemos todo en la maleta?


La ropa debe ocupar lo mínimo posible: Los rulos.
Para que nos cupiera todo, decidimos doblar la ropa en rollos (los rulos). Cada elemento de ropa se enrolla doblando la parte de abajo para que sirva de cierre.

La técnica es sencilla: doblas hacia abajo 4 dedos de la parte inferior de la camiseta, luego la doblas en 3 partes a lo largo, enrollas desde el cuello apretando bien para sacar aire y al llegar a la parte inferior, el doblez que hicimos al principio nos servirá como cierre del rulo. ¡Y listo!

Podéis verlo en esta entrada del Diario del Viajero. Y si es un viaje a un solo sitio, no os perdáis nuestro vídeo de cómo hacer una maleta para que no se te arrugue la ropa.

Ya, pero ¡no me cabe todo!


Cómo hacer una maleta de vuelta al mundo


Aprovechar todo el espacio.

En la maleta o mochila hay siempre muchos huecos que podemos usar. No sólo los bolsillos que tenga el equipaje, sino también los interiores de los zapatos para poner calcetines, por ejemplo. Y siempre tratando de que la suela de los zapatos quede pegada al lateral recto de la maleta. Por cierto, los zapatos los metemos en gorros de ducha o bolsas para evitar manchar la ropa. Cuando no te quepa más, cierra la maleta, ponla de pie, sacúdela con energía de arriba abajo un par de veces y seguro que ahora tienes un pequeño hueco arriba, pero...

 ¿realmente necesitas llevar todo eso? REPASA Y ELIMINA.



Si crees que lo necesitas todo, pesa tu equipaje (la báscula del baño vale), ponte la mochila o carga la maleta en tus brazos. Tendrás que cargar con ella mucho tiempo.

Y antes de terminar, de nuevo, ¿realmente necesitas llevar todo eso?  
REPASA Y ELIMINA.

Distribuye el peso de tu equipaje


Este punto es muy importante ya que en algunos trayectos vamos a tener que llevar las mochilas durante un largo espacio de tiempo. Por ello, todo lo que pese más, debería ir colocado en las partes inferiores del equipaje (zapatos, botes, pantalones, neceser, ...) dejando lo más liviano en la parte superior. Esto también sirve para la maleta, lo más resistente y pesado irá abajo, en la zona de las ruedas. Así evitaremos aplastar lo más delicado. Si llevas una mochila, elige una que se abra por delante también, mejor que sólo por arriba, así sacarás más rápido lo que necesites. Piensa que tu equipaje va a ser tu armario durante un año.

¿Qué hacemos con los suvenires?


¿Suvenires? Pero si casi no he podido cerrar la maleta…

Nada de suvenires. Pasamos por muchos países, vimos cosas preciosas, cosas que hubiésemos comprado sin dudarlo en un viaje de otro tipo, alguna pulsera cayó, pero en este viaje nuestros recuerdos son eso: recuerdos, personas, sensaciones, momentos especiales. 

Si algo se nos hubiera encaprichado mucho, teníamos la opción de enviárnoslo por mensajería, pero optamos por aprender a prescindir de estas cosas, haciendo una foto si algo nos gustaba mucho. Sólo hemos conservado con nosotros los regalos que nos hicieron personas especiales que encontramos en el camino.

Compramos algo de ropa, pero siempre con una premisa: si algo entra, algo sale. La prenda que compráramos debía sustituir algo de lo que llevábamos.

Todo eso está muy bien, pero ¿qué os llevasteis?


Vale, el detalle es aburrido, pero si lo queréis saber, aquí lo tenéis:

Vestuario para una vuelta al mundo


Tras ver los países y las zonas que íbamos a visitar, y teniendo en cuenta que planificamos la ruta buscando la primavera-verano en todos los lugares, la ropa empezaba a estar más clara: camisetas ligeras, pantalones cortos o desmontables y poca ropa de abrigo, que además es lo que abulta más en un equipaje convencional.

En las tiendas de deporte, en las zonas dedicadas al senderismo y a la montaña, hay ropa térmica y desmontables muy ligeros por los que optamos para evitar peso en el equipaje y porque ocupa poco.

Al llegar al continente americano empezamos a usar la ropa de abrigo y en EE.UU. aprovechamos un outlet para comprar vaqueros.

Lavábamos la ropa a mano y se secaba por la noche. Según fuimos entrando en climas más fríos, hicimos uso de las lavanderías o de las lavadoras de monedas de los hoteles.

En total, este fue el vestuario masculino:
  • 11 camisetas de manga corta,
  • 4 camisetas de manga larga,
  • 1 camisa ligera de manga larga, impregnada en permetrina,
  • 2 pantalones desmontables de trekking, impregnados en permetrina,
  • 2 pantalones para paseo (uno tipo vaquero y otro tipo chino),
  • 1 camiseta y 1 pantalón térmico,
  • 1 pijama,
  • ropa interior para 8 días,
  • 6 pares calcetines, impregnados en permetrina,
  • 1 plumas ligero,
  • 1 forro polar ligero,
  • 1 impermeable,
  • 1 bañador,
  • 1 toalla de microfibra,
  • 1 gorra o sombrero,
  • 1 pañuelo largo de cuello.

Para el vestuario femenino:
  • 11 camisetas de verano (5 de ellas de tirantes),
  • 1 camisa fina de manga larga, impregnada en permetrina,
  • 4 camisetas de manga larga,
  • 1 pantalón desmontable de senderismo, impregnado en permetrina.
  • 2 pantalones cortos,
  • 1 pantalón largo de tela ligera,
  • 1 camiseta y 1 pantalón térmico,
  • 1 pijama largo y 1 pijama corto,
  • ropa interior para 12 días,
  • 12 juegos de calcetines, impregnados en permetrina,
  • 1 plumas ligero,
  • 1 forro polar ligero,
  • 1 impermeable,
  • 1 bañador y 1 bikini,
  • 1 toalla de microfibra,
  • 1 gorra o sombrero,
  • 1 pañuelo largo de cuello tipo foulard,
  • 1 pareo.

Calzado para una vuelta al mundo


Debía ser cómodo, funcional y flexible, para que nos permitiera usarlo el mayor tiempo posible, en un amplio tipo de terrenos y ocupar lo menos posible en las maletas.

Por ello, finalmente optamos por llevar:
  • unos zapatos de vestir (hombre),
  • unas converse (mujer),
  • unas deportivas de senderismo,
  • unas chanclas de piscina (prácticas también para las duchas)
  • unas zapatillas de tela de las que dan en los hoteles, que son de usar y tirar y ocupan muy poco.
Cuando queríamos arreglarnos un poco para salir a cenar, no nos mirábamos los pies, era la parte con menos glamour 😉



Complementos para la maleta de viaje


Esas pequeñas cosas que también debíamos llevar. Aunque son muchas, ocupan poco y serian útiles en diversas ocasiones:
  • una mosquitera impregnada en permetrina,
  • un repelente de mosquitos electrónico,
  • un par de mosquetones ligeros de alpinismo para poder usarlos para colgar cosas. Muy prácticos,
  • una cuerda de trekking de alambre flexible de dos metros. Nuestra cuerda de secar la ropa,
  • una bolsa para ropa sucia, que puede ser de plástico del súper,
  • una mini-mochila que se dobla y ocupa lo que un calcetín (la utilizamos mucho para la comida),
  • un saco sábana por si acaso algún lugar no es muy higiénico (de seda, que pesa menos). No la llegamos a usar nunca,
  • un pequeño juego de herramientas (destornillador pequeño y llave allen) para arreglar la maleta en caso de aflojarse los tornillos. Lo tuvimos que comprar en Camboya,
  • un abrelatas con sacacorchos,
  • un costurero de emergencia con lo mínimo (aguja, hilo, imperdibles y unos botones),
  • fundas impermeables para las maletas. Les sacamos mucho partido,
  • una cámara normal y otra acuática,
  • teléfono móvil liberado,
  • portátil y tablet con wifi,
  • “ordenador analógico”, también llamado libreta o cuaderno de viaje, (que siempre se puede usar aunque no tenga batería, 😎)
  • e-reader, cargado con guías y libros.
  • cables de alimentación usb para los móviles y las cámaras,
  • café soluble, azúcar y leche en polvo, para desayunar. No lo llevábamos inicialmente, pero se convirtió en un imprescindible,
  • un plato de plástico,
  • un par de vasos de plástico duro o de poliespán. Los fuimos reaprovechando cuando comprábamos comida preparada,
  • una botella de agua,
  • unas spork (ver link Gadgets). Las usamos menos de lo que pensábamos. Terminamos aprovechando los cubiertos de plástico que nos daban para comer,
  • un paraguas plegable para protección solar y lluvia,
  • dos pinzas de cierre de bolsas. Las usamos más de lo que pensábamos.
  • nuestros escarpines de neopreno (para bucear),
  • gafas de sol de alta protección,
  • baterías de repuesto para el móvil y la cámara,
  • una mini linterna de campo, sin pilas (solar o de muelle),
  • un rollo de papel higiénico envuelto en una bolsa,
  • un par de candados de seguridad para las mochilas y maletas (y para usar en  las taquillas de los albergues o estaciones),
  • unos cuantos clips de papelería (para emergencias),
  • una brújula,
  • rollo de celofán (sujetó las grietas de la pantalla del portátil cuando se nos cayó),
  • unos prismáticos,
  • bolígrafos,
  • carpeta con documentación: seguro viaje, visados, itinerario billete RTW, etc.
  • y una baraja de cartas para los tiempos muertos. ¡Imprescindible!
Contenido de una mochila de día

Neceser: Salud e Higiene durante un viaje


Por supuesto, además de todo esto, la higiene y la salud es un capítulo importante y llevamos un neceser para cada cosa con lo siguiente:
  • pasta dentífrica,
  • cepillo de dientes,
  • desodorante,
  • polvos de talco,
  • crema hidratante,
  • crema solar de alta protección,
  • líquido desinfectante de manos,
  • un paquete pequeño de toallitas de todo uso,
  • crema de peinado (la espuma nos la quitaron en el control de equipaje de Londres a la ida, y en África y Asia no encontramos espuma para el pelo y gracias a que llevábamos esto evitamos llevar una corona desmelenada de rizos),
  • pastillas purificadoras de agua, (que no llegamos a usar)
  • cacao labios,
  • lentillas para un año. El líquido es fácil de comprar en farmacias o supermercados,
  • jabón Lagarto. Media pastilla cortada en pedazos más pequeños. Serviría para lavar ropa y posibles heridas (tiene sosa).
  • artículos de higiene femenina mensual. Tampones hemos encontrado en todos los países visitados, excepto en las ciudades indias en las que estuvimos. También llevábamos una copa menstrual.
  • medicinas sin las cajas en varias bolsas separadas, incluyendo tiritas y anti-inflamatorio. Los medicamentos los separamos en dos bloques iguales y cada uno llevaba una parte, que a su vez se divide en dos para que en caso de tener que facturar la maleta, tener lo básico en la mochila de día. Así, no es probable que perdamos todos los medicamentos. Llevamos los prospectos porque el médico se empeñó en recetarnos cosas que no hubiéramos sabido para qué utilizar sin ellos. Afortunadamente, sólo usamos tiritas, alguna crema con corticoide y analgésicos durante el viaje.

¡Y un buen seguro de viaje!

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Tenéis más consejos de salud en ruta en esta entrada.

¿Qué os ha parecido?


Entraba todo, ¿no?





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