En medio del campo, a unos diez kilómetros de Bauska, en el pueblo de Pilsrundãle, junto a un par de casas hoy reconvertidas en cafés familiares para los turistas pero sin grandes letreros llamativos, se encuentra una de los monumentos imprescindibles de Letonia: el Palacio de Rundale.
El palacio es una bella muestra del barroco y afortunadamente se ha vuelto a recuperar como palacio-museo tras haber sido usado como escuela primaria, viviendas, almacén y granero.
Se pueden visitar una tercera parte de las 138 habitaciones del palacio que el duque de Kurzeme, Ernest Johann Biron, construyó entre los años 1736 y 1740 como residencia de verano. Es de destacar el Salón Blanco, el más grande y espectacular, con una decoracion de ángeles en estuco, y con alegorías de las estaciones en sus esquinas. Las habitaciones del duque, en la parte central del palacio, y las de la duquesa, en el ala occidental, recrean el ambiente del palacio en sus origenes. Son también muy llamativas las salas de porcelana.
Una vez acabada la visita al Palacio, es el momento de recorrer los jardines, de estilo francés, con una fuente central y desde donde se puede ver una buena perspectiva del conjunto.
El horario de visita es de 10.00 a 19.00, habitual en los sitios turísticos de Letonia. La visita conjunta cuesta 7,11 euros. Y un euro adicional para sacar fotos o filmar.
En Bauska tambien se puede visitar el castillo que acoge un museo.
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