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Quebec: La ciudad mas antigua de Canadá

Días 16 a 19 de mayo  

Hotel Fairmont, Quebec

Esperábamos que nos gustase mucho la ciudad de Quebec. Y así ha sido. El centro amurallado enmarca una pequeña ciudad de casas de estilo francés dominando el puerto viejo, con coquetas calles y, en su centro, junto al majestuoso ayuntamiento, el imponente Hotel Fairmont. Merece ser Patrimonio de la Humanidad desde 1985. Esta es nuestra guía para ver la ciudad y sus alrededores, donde es imprescindible acercarse a ver la gran Cascada de MontMorency, la más alta de Norteamérica.  ¿Queréis visitarla con nosotros?


Primero deciros lo que queríamos ver en la ciudad de Quebec:
1.    La ciudad antigua de Quebec con sus calles y edificios estilo francés.
2.    El puerto antiguo de Quebec en el barrio de Petit-Champlain.
3.    La muralla con las puertas de St. Jean, Kent y St. Louis.
4.    La Ciudadela y el Parque de las Llanuras de Abraham.
5.    El Parlamento de Quebec y sus jardines en la zona nueva.
6.    La Catedral de Notre Dame y la iglesia de la Holy Trinity.

Y en las afueras de la ciudad:
1.    La Catarata de Montmorency
2.    Tadoussac, con sus ballenas en el Parque Marino de Saguenay-Saint-Laurent
3.    La iglesia de St. Anne de Beaupre (a la que finalmente no fuimos)
4.    El Parc de las Chutes de la Chaudière con sus cascadas.


Después de haber visitado la capital de Canadá, Ottawa, llegábamos a Quebec, capital de la Provincia Autónoma del mismo nombre. Habíamos elegido un hotel en el mismo centro, no porque quisiéramos aprovechar su situación para poder andar tranquilamente, que también, sino porque el azar nos permitió aprovechar una buena oferta. Estábamos en la zona más bonita y más paseable de la ciudad.


El mismo hotel se ubicaba en uno de los lugares imprescindibles de Quebec: la Terrase Dufferin. Este paseo, con unas preciosas vistas del río San Lorenzo nos transportó de manera inequívoca a Francia, tanto por su arquitectura, como por el uso visible del francés en sus letreros, como por sus Bistros y su gastronomía.


Desde esta Terrase Dufferin, por su posición elevada, se puede ver el río, teniendo detrás de nosotros la sombra del imponente edificio del Chateau Fairmont. Tanto de día, como de noche (cuando lo iluminan), es imposible sentirse indiferente a su silueta.


Bajo el paseo se ha instalado un Museo con restos de las edificaciones originales, que abre cuando comienza la temporada de verano. También se encuentra aquí un pequeño funicular que permite bajar cómodamente al barrio Petite Champlain, junto al puerto viejo. Nosotros bajamos por la “escalera de los 100 escalones”, que en realidad son una serie de escaleras que, incluyendo un tramo bajo el puente de piedra, permiten el acceso a la parte baja de la ciudad.


Los habitantes del barrio dicen que es el más antiguo de América del Norte. No lo sabemos. Pero sí que os diremos que sus calles empedradas, con casas de piedra y madera vista, sus tejados de pizarra y sus tiendas son como estar de nuevo en el viejo continente hace varios siglos. Un escenario de época. Es una de las zonas más turísticas de la ciudad, llena de restaurantes y de tiendas de artesanía. También está aquí la primitiva iglesia de Notre Dame.


Nos sorprendió un gran mural pintado en uno de las laterales de una gran casa, con personajes ilustres de Quebec, el "Fresque des Québécois". Una pequeña lección de la historia y de la cultura del país en un espacio público.

También en la parte baja de la ciudad, en este viejo puerto, se encuentra el Museo de la Civilización (Musee de la Civilisation).


Ya de nuevo en la parte alta de la ciudad, volviendo a subir la escalera, nos acercamos por la calle de St. Jean, hacia la muralla, para recorrer un tramo por su parte superior. Las puertas principales aún visibles son la Porte St. Jean, Port Kent y Port St. Louis.


De este modo fuimos llegando a la Ciudadela de Quebec, que es hoy una base militar y que, para visitarla, se debe pagar una entrada que permite ver el Museo y algunas de las edificaciones interiores. Preferimos caminar alrededor, por la parte exterior, que está elevada, y continuar nuestro paseo, junto a la Promenade des Gouvernours, hasta las Llanuras o Planicies de Abraham, hoy un inmenso parque, donde se libró en 1759 la batalla de los ingleses comandados por Wolfe frente a los ejércitos franceses liderados por Montcalm. Tras esta batalla, el rumbo de Canadá cambió, pasando a estar bajo dominio inglés. El nombre del lugar viene del pastor que solía dejar sus rebaños en estos lugares y por el que se conocía localmente el sitio.

Frente a este lugar se encuentra el Museo del Parque de Los Campos de Batalla donde se pueden ver restos encontrados en el lugar de la batalla y una muy instructiva explicación de las costumbres, indumentaria y pobladores de la zona. Muy recomendable. Tenéis mucha más información tanto del Parque como del Museo en su página web.


Frente a este museo se puede ver la sede del Parlamento, un edificio moderno, en el que ondea la bandera azul de Quebec en recuerdo a su pasado francés, así como varios monumentos y fuentes en los parques cercanos.


Ya volviendo a la zona vieja, dentro de las murallas, entramos a ver alguna de las joyas religiosas de la ciudad: la Basílica Catedral de Quebec y la Iglesia de la Trinidad.


Nos habíamos reservado un día para hacer una excursión hacia el norte de la provincia, a la pequeña localidad de Tadoussac donde queríamos contratar un tour para ver ballenas en el estuario. Nos habían dicho que hay una familia permanente de ballenas belugas en el fiordo, y queríamos verlas.


Así que salimos temprano. En el camino pasamos junto a las Cataratas de Montmorency. Son un poco desconocidas fuera de Canadá pese a ser las más altas de Norteamérica, con 83 metros, o sea, 30 metros por delante de la famosas Cataratas de Niagara. Se encuentran muy próximas a la carretera y paramos para ver el espectáculo del río del mismo nombre, precipitándose para venir hacia el río San Lorenzo. Junto al parking hay un edificio desde donde parte un funicular a la parte alta y que permite ver mucho más cerca la catarata. Nosotros no queríamos esperar a que abriera, por lo que fuimos a la pasarela de madera que va bordeando el lago bajo la catarata. Se ve muy bien desde allí, ¿verdad? Se puede llegar hasta muy cerca de la caída de agua, donde hay unos miradores y unas enormes escaleras para recorrer el desnivel de casi 100 metros hasta la parte alta, donde un puente colgante cruza las Cataratas.


Continuando nuestro camino hacia el norte, hacia el Parque Marino de Saguenay-Saint-Laurent, tomamos el Ferry gratuito por el que la carretera 138 atraviesa el río Saguenay, muy cerca ya de Tadoussac. No pudimos evitar acordarnos del Ferry que tomamos en el río Zambeze junto a Kazulunga, para pasar de Zambia a Bostwana, al comienzo de nuestro viaje. Quizá era porque estábamos apurando los últimos días y eso nos hacía recordar el principio, de forma que el viaje parecía un círculo, uniendo ese principio y este final.


Ya en el pueblo de Tadoussac, localizamos en la Rue des Pionniers las oficinas de las agencias de viajes que organizan las salidas para ver ballenas. Tras cerrar el precio y comprar los tickets (tuvimos suerte: al ser temporada baja y un día de diario, había plazas disponibles), nos dirigimos al puerto para embarcar. Esta cerca, pero hay que ir en coche, aunque luego tienes que buscar un sitio para aparcar. En temporada alta debe ser un buen quebradero de cabeza y la gente lo tendrá que aparcar lejos. La zona del puerto es un lugar agradable, con el edificio del Hotel Tadoussac en blanco y rojo dominando la bahía, con la pradera verde que enmarca el paisaje. También hay edificios de madera pintados en colores llamativos junto a la Ermita, que tiene también un inconfundible techo rojo.


El tour de unas dos horas a la búsqueda de las ballenas nos llevó a ver el Faro de Tadoussac, que está en medio de mar abierto. Es un faro diferente en forma de tornillo o chincheta a medio ajustarse en un agujero en el agua.


Aunque principios de mayo no es la mejor época del año para ver ballenas, hay que reconocer que el capitán del ferry se esforzaba en perseguir los ecos de las señales de los cetáceos. Pudimos ver una de ellas respirando y enseñando la aleta no muy lejos de donde estábamos. Era una ballena enana, un rorcual (Balaenoptera acutorostrata). Fue tan emocionante y rápido, que no dio tiempo a tomar fotografías. Lo que no pudimos ver fueron las belugas. Con toda la persecución en el estuario tras las grandes ballenas, el tiempo se había agotado y aunque estuvimos en la entrada del río Seguenay no se acercó ninguna a saludar. Dado que el fiordo comienza junto a la zona de cruce del Ferry,  a la vuelta estuvimos observando, pero tampoco entonces las pudimos ver. Mereció la pena intentarlo.



Fue un día intenso y volvimos a Quebec para pasear una última noche por la ciudad amurallada, llena de ecos de otras épocas, bajo la noche con aire francés en esta parte de Canadá. Las calles de St.Jean, de St. Louis, la Côte de la Fabrique, la Rue du Tresor junto con la Terrase Dufferin están ya en nuestro álbum de recuerdos. Definitivamente, Quebec nos gustó.


Tras recorrer la ciudad y sus alrededores durante estos cuatro días, volvimos a la mañana siguiente a Montreal pasando junto al Parc de las Chutes de la Chaudière con sus cascadas. Este pequeño parque se encuentra a los lados del Río Chaudière en su confluencia con el río San Lorenzo. También aquí el desnivel produce una serie de saltos de agua que se han acrecentado con la presencia de una central hidroeléctrica. Sin embargo, tras dejar el coche en una de las calles cercanas y andando por un paseo muy bien señalizado y habilitado en medio de un precioso bosque pudimos llegar al puente colgante que cruza el río y desde donde ya se ven las cascadas, llegando un poco más adelante a un mirador superior sobre ellas. No había casi nadie y pudimos disfrutar de un momento de tranquilidad, con pájaros carpinteros cruzándose ante nosotros.


Ya si, continuamos camino a Montreal. Nos esperaba una última grata sorpresa allí antes de tomar el avión de vuelta al día siguiente, pero eso os lo contaremos en la siguiente entrada de este blog.

Datos prácticos:

Cambio orientativo: 1 dólar canadiense = 0,67 euros. El uso de tarjeta está ampliamente extendido.

Transporte: para llegar usamos un coche de alquiler, pero se puede llegar a Quebec en avión o tren o autobús. Lo más habitual llegando desde Europa es volar a Montreal y luego en tren o autobús.

Moverse en Quebec: en la web de RTC tienen toda la información sobre movilidad en Quebec.

Aparcamiento en el Parking del Ayuntamiento: $12 CAD día completo, $8 CAD desde las 18:00h aproximadamente, hasta las 08:00h de la mañana siguiente.

Visita a los museos de Quebec: se puede adquirir una tarjeta conjunta para ver el Museo de la Civilización, el Museo de la America Francesa y al Centro de Interpretación place-Royal que cuesta $13 CAD y se puede comprar en cualquiera de los tres sitios. Más información sobre la ciudad y sus sitios en la web de la región.

Entrada al Funicular de la Terraza Dufferin: cuesta $3 CAD por persona y permite salvar el desnivel de casi 60 metros con el barrio de Petit Champlain. Más info del funicular en su página web.

Entrada a la iglesia de Sainte-Anne-de-Beaupré: Gratis.

Ferry para ver el Skyline de Quebec:  En el puerto viejo, junto al barrio de Petit Champlain, se puede coger un ferry hasta el otro lado del Río San Lorenzo, a la ciudad de Levis. Durante el trayecto se puede tener una vista panorámica de la montaña donde está la parte alta de Quebec. El Ferry cuesta $3,55 CAD por trayecto y dura escasos 5 minutos. Por gusto, preferimos la mañana para no tener el sol de frente, pero si queréis un contraste, la caída de la tarde hace destacar el perfil del Chateau Fairmont al atardecer.

Entrada a las Cataratas Montmorency: para ver las cataratas hay dos caminos. En la parte baja el acceso a la pasarela es gratuito pero el parking cuesta $12 CAD en la zona habilitada junto al funicular. Hay una opción interesante si llegáis antes de las 10:00h que abren porque podéis aparcar sin coste si os vais antes de que abran. También hay otro parking enfrente por solo $5 CAD, y un poco más lejos, si aún encontráis un sitio, se puede dejar en la carretera de acceso. En la parte alta es similar.

Tour para ver ballenas: contratado en Tadoussac. Cuesta $70 CAD por persona y dura unas dos horas y media. El recorrido depende del capitán, pero suele incluir acercarse en estuario abierto hasta el Faro de Tadoussac y después entrar en el Fiordo del Saguenay.

Alojamiento en Quebec: Hotel Terrasse Dufferin. Encantador hotel en el mismo centro histórico de Quebec, junto al Fairmont Hotel y a la embajada americana. Aunque no tiene ascensor al estar en un edificio histórico construido en 1830), su posición es privilegiada para pasear por la ciudad. Tiene un parking al aire libre pero es más económico usar uno de los aparcamientos públicos cercanos, como el de la Plaza del Ayuntamiento.

Otros datos útiles de Canadá en general: electricidad, agua, vacunas ....

Unidades de medida:
1 kilómetro = 0,62 millas  /  1 milla = 1,61 kilómetros
1 litro = 0,26 galones  /  1 galón = 3,79 litros
1 kilogramo = 2,2 libras  /  1 libra = 0,45 kilogramos
1 onza = 25 gramos

Os podéis bajar una app para hacer cálculos rápidamente


1 comentario :

  1. La ciudad de Quebec es extraordinaria, qué más se puede decir de ella. Habéis escrito un artículo extraordinario de esta ciudad, acompañando fotografías muy bonitas de la misma y de las zonas próximas. Un artículo muy completo y muy interesante.

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