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Valparaíso y Viña del Mar: tan juntas y tan distintas

Día 28 de enero


La humilde Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad desde 2003, con sus casas pobres pero coloridas en las colinas, tan querida por Pablo Neruda hasta el punto de tener en ella una de sus tres casas, y la cercana y, sin embargo, tan opulenta y refinada Viña del Mar. Un contraste difícil de imaginar, pero absolutamente real.
Uno de los cerros de Valparaiso con un elevador cerrado

Desde Santiago tomamos un autobús de línea regular para recorrer los 115 kilómetros a Valparaíso. Un trayecto monótono, atravesando la sierra que separa la capital de la zona costera, viendo en las montañas los signos de los incendios que en esas fechas asolaron buen aparte del país. Al llegar a la ciudad, el autobús nos dejó cerca del mar y del Mercado El Cardonal. Es la zona nueva, no muy interesante, lejos del centro histórico. Como no encontrábamos fácilmente como movernos, salvo coger un taxi, decidimos andar hacia allí. Luego descubriríamos que hay muchos autobuses locales que recorren la avenida Errazurriz a lo largo de la costa, incluso hasta Viña.


En fin, que después de casi cuarenta minutos andando, a paso lento eso sí, recorriendo la calle principal de la costa y pasando por un Arco de Triunfo, encontramos ya muy cerca de la zona histórica, el Centro de información Turística que nos proveyó de plano y explicación para subir al Cerro Alegre y visitar las famosas calles de colores y pinturas que han hecho de esta zona un reclamo turístico.


Dicho y hecho, nos dirigimos al elevador El Peral, junto a la Plaza de la Justicia. Porque Valparaíso construyó 16 elevadores diferentes para ayudar a salvar las enormes diferencias de altitud entre sus barrios altos y los bajos. Pocos funcionan hoy en día. El Peral es un elevador muy vertical, de 45 grados, hoy Monumento Nacional de Chile, y que lleva funcionando casi ininterrumpidamente desde 1902 para salvar una cota de 40 metros.
Elevador El Peral con sus 45 terribles grados de inclinación
Elevador El Peral con sus 45 terribles grados de inclinación

Al llegar arriba, al Paseo Yugoslavo, las vistas del puerto de Valparaíso y de las casas del Cerro Alegre nos dejaron sin habla. Aunque habíamos esperado más cantidad de colores. Nada más empezar a recorrer este cerro descubrimos el Palacio Baburizza, hoy reconvertido en museo, con sus paredes con dameros rojos y estilo alemán. Seguimos paseando sus calles, muy empinadas, descubriendo casas de colores y diseños peculiares a lo largo de la calle Miramar primero y la calle Lautaro Rosas después. En este recorrido llegamos a la calle Templeman donde están unas escaleras decoradas.

El Palacio Baburizza que nos encontramos al salir del elevador en Cerro Alegre
El Palacio Baburizza que nos encontramos al salir del elevador en Cerro Alegre

Seguimos callejeando por el Paseo Dimalow con la intención de ver las vistas, pero no descubrimos nada interesante y volvimos en nuestros pasos hasta el Paseo Gervasioni y de ahí a los Pasajes Apolo y Fletcher con nuevas escaleras decoradas, hasta volver tras una empinada cuesta al elevador del Peral para bajar de nuevo.

Pinturas en las escaleras del Pasaje Apolo
Subir o bajar por estas escaleras nos dejaba sin habla...como a este otro turista.
Pinturas en las escaleras del Pasaje Fletcher
Valparaiso llena de mensajes sus escaleras
En la parte baja, nos subimos a un autobús local que nos llevaría directamente hasta Viña del Mar en un recorrido de quince minutos escasos. El camino fue raro. Primero la carretera serpentea junto al mar encajada entre los acantilados escarpados y la línea del tren que está junto al puerto marítimo industrial. Hasta llegar de repente a una zona amplia donde nos bajamos y que es donde empieza Viña Del Mar. Un reloj en el jardín así nos lo indica.

El reloj del jardin a la entrada de Viña del Mar
El reloj del jardin a la entrada de Viña del Mar

Sin embargo, la climatología no estaba de nuestra parte esa tarde. Se había nublado y, por lo que vimos, había marejada, habiéndose cortado el tráfico por el paseo marítimo dada la peligrosidad de las olas que saltaban la barandilla del paseo.

 

Aún así, pudimos ver el Castillo Wolff, hoy un centro privado. Y acercarnos por la playa para verla llena de gente pese a las advertencias de la policía y, a la vuelta hacia el parque del reloj, ver el famoso Casino de Viña Del Mar. Algo en esta ciudad nos recordaba a San Sebastián.

Castillo Wolff
Casino de Viña del Mar
Volviendo a Valparaíso en autobús urbano para poder tomar nuestro autobús de vuelta a Santiago, acabó nuestra visita a esta ciudad portuaria colonial Patrimonio de la Humanidad desde 2003.


Datos prácticos:

Cambio orientativo: 1€ = 706 pesos (CLP)

Transporte de Santiago a Valparaíso: autobuses desde Estación Central al Terminal Rodoviario de Valparaíso. Salen casi cada treinta minutos por lo que no es difícil encontrar uno. Reservamos con Turbus, ida y vuelta porque era más económico. Nos costó 6900 pesos de Santiago a Valparaíso. La vuelta nos costó a 3000 pesos.El autobús era moderno, limpio y amplio.
Para moverse en Valparaíso se puede usar las diferentes líneas de autobuses que cuestan 200 pesos por trayecto o la línea de trolebús.

También hay un tranvía metro (www.merval.cl) entre Valparaíso y Viña Del Mar, que sustituyó al anterior metro tranvía que fue el más antiguo de América del Sur. Pero para usarlo se necesita comprar una tarjeta Metroval intransferible que cuesta 2000 pesos y trae incorporada una carga inicial de 550 pesos para viajar. Luego se puede recargar, pero no se puede recuperar el dinero no gastado. Con lo que no lo usamos para solo un viaje ida y vuelta a Viña Del Mar.

Ascensor del Peral: cuesta 100 pesos por trayecto y tarda diez minutos entre la espera para abordarlo y la subida o bajada.

2 comentarios :

  1. Las playas estan concurridas pero el cielo parece gris...a eso los mediterraneos no estamos acostumbrados...no al menos en Ibiza donde estamos ahora...son los Andes los que retienen las nubes, no??
    Buenas notas sobre Neruda...

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    Respuestas
    1. Os hubiera gustado mucho tanto Isla Negra como Valparaíso y Viña, José. No dejéis de venir.
      Las nubes realmente las retiene otra cadena montañosa junto a la costa. Este año parece que las aguas del océano están más calientes de lo normal y provocan mayor número de nubes por evaporación. Son las que se ven en la foto.
      Pero a ellos les parecía dar igual con tal de meterse al agua....

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