Día 23 de septiembre
Lo mejor de Hong Kong ha sido perderse paseando por el mar de tiendas, unas veces pequeños comercios con artículos en los que es difícil decir si son originales o copias, otras veces en edificios con tiendas de marcas internacionales muy reconocidas, y exclusivas, en los que ver a ejecutivos con enormes bolsas de artículos recién comprados y en los que el aire acondicionado y los perfumes reinan.
Pero, dejando el lujo de lado, hay otros lugares que visitar que nos han gustado mucho, como el espectáculo de luces y música en el Skyline al caer la noche, las interminables escaleras que ascienden al Mid Level y al Soho; o como la subida en el Peak Tram para ver la bahía desde lo alto.
Cuando llegamos desde Guilin/Yangshuo, en China, ya era de noche. Tomamos el metro express para llegar al North Point, que era donde teníamos el hotel. Realmente la línea verde que va desde el aeropuerto a Hong Kong Station no es propiamente una línea de metro, sino una conexión con un metro express que conecta ambos puntos. Se necesita comprar un billete para el tramo express y otro para el metro. Seguimos el viaje en el transbordo de esta estación con Central Station por un pasaje kilométrico con pasillos rodantes.
Nosotros aprovechamos la recomendación del personal del mostrador de Tourist information del aeropuerto justo a la entrada del Airport Train, donde además te hacen la venta del ticket, para comprar un billete de grupo de dos que sale más barato. En nuestro caso habíamos buscado un hotel cercano a una estación de metro aunque estuviera un poco más alejado del propio centro. Luego vimos que tampoco estábamos tan lejos porque el tranvía de dos pisos (un imprescindible para ver y trasladarse en la isla de Hong Kong) también paraba al lado y se llegaba en un momento. Nos dieron habitación con vistas, así que disfrutamos un rato mirando las luces de los edificios de Kowloon y los barcos pasar.
Lo primero que nos sorprendió a la mañana siguiente, cuando comenzamos la visita, fue la cantidad de pasillos elevados que hay, pasando de uno a otro edificio en el centro de la ciudad. Prácticamente no hace falta bajar a nivel de calle, salvo que quieras tomar un taxi o un autobús. De hecho, si quieres andar por la calle, lo tendrás complicado. Las paradas de metro salen dentro de los edificios en toda la zona centro, y en los edificios y pasillos hay tiendas de todo tipo, baños perfectamente limpios y entradas, como no, a oficinas. Incluso se puede llegar sin pisar el suelo a los muelles de los transbordadores. Estos ferris son muy prácticos, frecuentes y baratos para cruzar desde Hong Kong Island a Kwoloon island o New Territories, que son las tres zonas principales del estado autónomo de Hong Kong, una verdadera mezcla de islas muy montañosas y sus canales.
Como os decíamos, en este deambular por los elevados y alguna calle, descubrimos una escalera automática cubierta con una marquesina en una calle estrecha, indicando que su sentido era ascendente hasta las 23:00 y luego descendente hasta las 06:00am. Dijimos, ¿por qué no? ¡vamos a ver a dónde va! Y de este modo, descubrimos por casualidad otro de los sitios pintorescos de Hong Kong: las escaleras automáticas que suben desde el distrito Central en la parte baja de la isla hasta los barrios residenciales de Mid y Upper Levels en un trayecto de más de ciento cincuenta metros de desnivel y un poco más de 800 metros de longitud, a través de barrios tan particulares como Soho, tardando unos veinte minutos en recorrerse entero. Son varios tramos consecutivos de escaleras y rampas automáticas cubiertas de la lluvia y el sol, que permiten al peatón bajarse en las diferentes calles. Las escaleras automáticas cubiertas más largas del mundo. No se puede tener una buena vista de la ciudad porque son funcionales, para ayudar a la población a salvar un desnivel importante y aliviar el tráfico. Una idea realmente muy buena en la que además, a mitad de trayecto, hay una máquina que añade dos dólares hongkoneses al abono transporte de la persona en compensación por haber utilizado este medio en lugar de un vehículo motorizado. Un incentivo más para dejar el coche en casa.
Al terminar de subir, vimos una indicación al Jardín Botánico y Zoológico (Hong Kong Zoological and Botanical Gardens) en la misma dirección que The Peak, donde queríamos subir, y allá fuimos. Descendiendo casi todo lo subido, nos encontramos con un pequeño parque con jaulas de simios y de aves, junto con una fuente enorme. Fundado en 1864, es uno de los símbolos de la ciudad, ya que es uno de los más antiguos del mundo. Sin embargo, no parece un gran zoológico y, para nuestro gusto, los animales están muy mal tratados y sin espacio, sobre todo los grandes simios. Será que la estancia en África nos ha marcado en cuanto a espacios abiertos. Sin embargo, tenemos que reconocer que los ibis rojos destacaban en aquel lugar tan verde, haciendo sombra incluso a los flamencos rosas de la jaula de al lado. Dentro del parque está otro símbolo de la ciudad, la fuente "Terrace Garden", pero que tampoco encontramos espectacular. Bonita sí, pero no espectacular.
Continuando la bajada llegamos a lo que era realmente nuestro objetivo: el tranvía "Peak Tram" que nos llevaría a la cima "The Peak" para tener una vista más completa de la bahía.
El tranvía es un funicular de cremallera que existe desde 1888 y la sensación de subir en un poco más de 45 grados en un par de tramos, es bastante extraña si tienes suerte de estar sentado en una ventanilla. Decimos esto porque es tan turístico que suele ir bastante lleno y, aunque controlan que no entren más personas de las permitidas, siempre alguien se pone de pie para hacer fotos estropeando las vistas. Por cierto, los asientos siempre miran hacia lo alto de la montaña para evitar que alguien se caiga en la bajada debido a la inclinación. Recomendamos sentarse en el lado derecho en la subida. En cualquier caso, las vistas que se ven desde arriba merecen la pena. Llevad agua y algo de comida, eso sí, porque allí arriba todo es precio turista occidental. Es un buen sitio para tomar un algo a mediodía.
De vuelta en la zona comercial, aprovechamos para montar en uno de los característicos tranvías, muy estrechos, de dos pisos, como si fuera un autobús inglés. Descansamos un rato y nos acercamos en la tarde-noche a la isla de enfrente: Kowloon, para ver desde la plataforma frente al museo de arte, el espectáculo de luces y sonido que realizan todos los días los edificios de la isla de HongKong, y algunos de Kowloon. Es a las 8 de la tarde y dura unos treinta minutos, siendo un récord Guinness de duración tanto en el tiempo que llevan celebrándolo, como en el número de edificios participantes. Poco antes de comenzar el espectáculo, empiezan a cruzar por bahía dos Sampan (o junk chino), con sus características velas rojas iluminadas para darle protagonismo, dándole un toque de contraste al espectáculo. Un buen broche final para el día en Hong Kong.
Datos prácticos:
Viaje de metro express del aeropuerto a HongKong Station: 170 HKD (19,50€) cuando se compra ticket one way en grupo de dos por cada uno (si se compra solo es 180 HKD ida y vuelta por persona). Otra opción es tomar el metro hasta Tsing Yi y allí tomar el metro express por 60 HKD (sólo ida, 1 persona). Puede salir rentable dependiendo de la estación de metro de origen.
Viaje single de metro: varía según el trayecto. Las máquinas te dan el precio al indicar la estación destino y solo sirven para el día en que se compran. Hay pases de día completo, el de adulto son 65 HKD (7,45€) y el de niños 30 HKD.
Viaje en tranvía de dos pisos: 4,6 HKD (0,53€). Ojo, hay que llevar el precio exacto. Ni autobuses, ni tranvías dan cambio.
Viaje en Ferry rápido entre la isla de Hong Kong a Kowloon (enfrente): 2 HKD en el piso inferior del ferry o 2,5 en el superior. El ticket es un token (ficha) que se compra en máquinas automáticas justo a la entrada de cada piso en el muelle. No es necesario ir a ninguna agencia. No confundir con el Ferry turístico que hace un recorrido por la bahía. Éste es solo para cruzar de uno a otro lado, pero permite ver el skyline y si se quiere cruzar de un lado a otro es más barato en el ferry que en el metro.
Hotel Ibis North Point: cerca de metro, tranvías y autobuses. Nos dieron habitación con vistas al mar aunque la que teníamos reservada era sin vistas. Están construyendo un edificio que puede que las tape cuando lo terminen. Hotel limpio y funcional.
Lo mejor de Hong Kong ha sido perderse paseando por el mar de tiendas, unas veces pequeños comercios con artículos en los que es difícil decir si son originales o copias, otras veces en edificios con tiendas de marcas internacionales muy reconocidas, y exclusivas, en los que ver a ejecutivos con enormes bolsas de artículos recién comprados y en los que el aire acondicionado y los perfumes reinan.
Pero, dejando el lujo de lado, hay otros lugares que visitar que nos han gustado mucho, como el espectáculo de luces y música en el Skyline al caer la noche, las interminables escaleras que ascienden al Mid Level y al Soho; o como la subida en el Peak Tram para ver la bahía desde lo alto.
Cuando llegamos desde Guilin/Yangshuo, en China, ya era de noche. Tomamos el metro express para llegar al North Point, que era donde teníamos el hotel. Realmente la línea verde que va desde el aeropuerto a Hong Kong Station no es propiamente una línea de metro, sino una conexión con un metro express que conecta ambos puntos. Se necesita comprar un billete para el tramo express y otro para el metro. Seguimos el viaje en el transbordo de esta estación con Central Station por un pasaje kilométrico con pasillos rodantes.
Nosotros aprovechamos la recomendación del personal del mostrador de Tourist information del aeropuerto justo a la entrada del Airport Train, donde además te hacen la venta del ticket, para comprar un billete de grupo de dos que sale más barato. En nuestro caso habíamos buscado un hotel cercano a una estación de metro aunque estuviera un poco más alejado del propio centro. Luego vimos que tampoco estábamos tan lejos porque el tranvía de dos pisos (un imprescindible para ver y trasladarse en la isla de Hong Kong) también paraba al lado y se llegaba en un momento. Nos dieron habitación con vistas, así que disfrutamos un rato mirando las luces de los edificios de Kowloon y los barcos pasar.
Lo primero que nos sorprendió a la mañana siguiente, cuando comenzamos la visita, fue la cantidad de pasillos elevados que hay, pasando de uno a otro edificio en el centro de la ciudad. Prácticamente no hace falta bajar a nivel de calle, salvo que quieras tomar un taxi o un autobús. De hecho, si quieres andar por la calle, lo tendrás complicado. Las paradas de metro salen dentro de los edificios en toda la zona centro, y en los edificios y pasillos hay tiendas de todo tipo, baños perfectamente limpios y entradas, como no, a oficinas. Incluso se puede llegar sin pisar el suelo a los muelles de los transbordadores. Estos ferris son muy prácticos, frecuentes y baratos para cruzar desde Hong Kong Island a Kwoloon island o New Territories, que son las tres zonas principales del estado autónomo de Hong Kong, una verdadera mezcla de islas muy montañosas y sus canales.
Como os decíamos, en este deambular por los elevados y alguna calle, descubrimos una escalera automática cubierta con una marquesina en una calle estrecha, indicando que su sentido era ascendente hasta las 23:00 y luego descendente hasta las 06:00am. Dijimos, ¿por qué no? ¡vamos a ver a dónde va! Y de este modo, descubrimos por casualidad otro de los sitios pintorescos de Hong Kong: las escaleras automáticas que suben desde el distrito Central en la parte baja de la isla hasta los barrios residenciales de Mid y Upper Levels en un trayecto de más de ciento cincuenta metros de desnivel y un poco más de 800 metros de longitud, a través de barrios tan particulares como Soho, tardando unos veinte minutos en recorrerse entero. Son varios tramos consecutivos de escaleras y rampas automáticas cubiertas de la lluvia y el sol, que permiten al peatón bajarse en las diferentes calles. Las escaleras automáticas cubiertas más largas del mundo. No se puede tener una buena vista de la ciudad porque son funcionales, para ayudar a la población a salvar un desnivel importante y aliviar el tráfico. Una idea realmente muy buena en la que además, a mitad de trayecto, hay una máquina que añade dos dólares hongkoneses al abono transporte de la persona en compensación por haber utilizado este medio en lugar de un vehículo motorizado. Un incentivo más para dejar el coche en casa.
Al terminar de subir, vimos una indicación al Jardín Botánico y Zoológico (Hong Kong Zoological and Botanical Gardens) en la misma dirección que The Peak, donde queríamos subir, y allá fuimos. Descendiendo casi todo lo subido, nos encontramos con un pequeño parque con jaulas de simios y de aves, junto con una fuente enorme. Fundado en 1864, es uno de los símbolos de la ciudad, ya que es uno de los más antiguos del mundo. Sin embargo, no parece un gran zoológico y, para nuestro gusto, los animales están muy mal tratados y sin espacio, sobre todo los grandes simios. Será que la estancia en África nos ha marcado en cuanto a espacios abiertos. Sin embargo, tenemos que reconocer que los ibis rojos destacaban en aquel lugar tan verde, haciendo sombra incluso a los flamencos rosas de la jaula de al lado. Dentro del parque está otro símbolo de la ciudad, la fuente "Terrace Garden", pero que tampoco encontramos espectacular. Bonita sí, pero no espectacular.
Continuando la bajada llegamos a lo que era realmente nuestro objetivo: el tranvía "Peak Tram" que nos llevaría a la cima "The Peak" para tener una vista más completa de la bahía.
El tranvía es un funicular de cremallera que existe desde 1888 y la sensación de subir en un poco más de 45 grados en un par de tramos, es bastante extraña si tienes suerte de estar sentado en una ventanilla. Decimos esto porque es tan turístico que suele ir bastante lleno y, aunque controlan que no entren más personas de las permitidas, siempre alguien se pone de pie para hacer fotos estropeando las vistas. Por cierto, los asientos siempre miran hacia lo alto de la montaña para evitar que alguien se caiga en la bajada debido a la inclinación. Recomendamos sentarse en el lado derecho en la subida. En cualquier caso, las vistas que se ven desde arriba merecen la pena. Llevad agua y algo de comida, eso sí, porque allí arriba todo es precio turista occidental. Es un buen sitio para tomar un algo a mediodía.
De vuelta en la zona comercial, aprovechamos para montar en uno de los característicos tranvías, muy estrechos, de dos pisos, como si fuera un autobús inglés. Descansamos un rato y nos acercamos en la tarde-noche a la isla de enfrente: Kowloon, para ver desde la plataforma frente al museo de arte, el espectáculo de luces y sonido que realizan todos los días los edificios de la isla de HongKong, y algunos de Kowloon. Es a las 8 de la tarde y dura unos treinta minutos, siendo un récord Guinness de duración tanto en el tiempo que llevan celebrándolo, como en el número de edificios participantes. Poco antes de comenzar el espectáculo, empiezan a cruzar por bahía dos Sampan (o junk chino), con sus características velas rojas iluminadas para darle protagonismo, dándole un toque de contraste al espectáculo. Un buen broche final para el día en Hong Kong.
Datos prácticos:
Viaje de metro express del aeropuerto a HongKong Station: 170 HKD (19,50€) cuando se compra ticket one way en grupo de dos por cada uno (si se compra solo es 180 HKD ida y vuelta por persona). Otra opción es tomar el metro hasta Tsing Yi y allí tomar el metro express por 60 HKD (sólo ida, 1 persona). Puede salir rentable dependiendo de la estación de metro de origen.
Viaje single de metro: varía según el trayecto. Las máquinas te dan el precio al indicar la estación destino y solo sirven para el día en que se compran. Hay pases de día completo, el de adulto son 65 HKD (7,45€) y el de niños 30 HKD.
Viaje en tranvía de dos pisos: 4,6 HKD (0,53€). Ojo, hay que llevar el precio exacto. Ni autobuses, ni tranvías dan cambio.
Viaje en Ferry rápido entre la isla de Hong Kong a Kowloon (enfrente): 2 HKD en el piso inferior del ferry o 2,5 en el superior. El ticket es un token (ficha) que se compra en máquinas automáticas justo a la entrada de cada piso en el muelle. No es necesario ir a ninguna agencia. No confundir con el Ferry turístico que hace un recorrido por la bahía. Éste es solo para cruzar de uno a otro lado, pero permite ver el skyline y si se quiere cruzar de un lado a otro es más barato en el ferry que en el metro.
Hotel Ibis North Point: cerca de metro, tranvías y autobuses. Nos dieron habitación con vistas al mar aunque la que teníamos reservada era sin vistas. Están construyendo un edificio que puede que las tape cuando lo terminen. Hotel limpio y funcional.
Muy chulo todo y unas fotos fantásticas!!.
ResponderEliminar¡Gracias, Ug!
EliminarMw flipa
ResponderEliminar;-)
Eliminar¿Que tiene los orientales con las escaleras? vais a terminar con nos gemelos espectaculares....
ResponderEliminarPues no sé, Rosi, pero sí que nos estamos poniendo en forma ...
EliminarJajajaja
¿Que tiene los orientales con las escaleras? vais a terminar con nos gemelos espectaculares....
ResponderEliminarQue gran viaje!!! Que envidia !
ResponderEliminar¡Apúntate!
EliminarQué ciudad más original, con las pasarelas que contáis y los medios de transporte alternativos en altura, luego vemos esas películas del futuro en las que no tienen que bajar a superficie para desplazarte y resulta que existen desde hace unos cientos de años!!!!!!
ResponderEliminarCon lluvia debe resultar muy práctico, Pauli
EliminarImagino que habréis grabado el espectáculo de luces.... esperaremos al resumen. Un abrazo.
ResponderEliminarSí grabamos algo, Miguel, pero no será como ver el original. Tienes que venir a verlo en directo ;-)
Eliminar