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P.N. Quetzales y ciudad de Cartago de camino a Tortuguero

Días 5 y 6 de abril

Entrada al PN Los Quetzales

Hay una pequeña ave con una larga cola de plumas verdes y alargadas que parecen flotar detrás de su cuerpo. Es el Quetzal. Un ave esquiva, pero que nos habíamos propuesto ver en este parque de reciente creación en Costa Rica. Tan nuevo, que en Manuel Antonio no nos supieron indicar dónde se ubica la caseta de información y entrada, por lo que tuvimos que encontrarla "a la aventura".

Después de Puntarenas y Manuel Antonio tocaba cambiar de océano. Pero antes de irnos al Caribe, atravesando Costa Rica, decidimos ver dos sitios interesantes. Primero, el Parque Nacional de los Quetzales. Con ese nombre y por lo que habíamos leído, había grandes posibilidades de ver a esta preciosa ave. ¡Y la vimos!

Cruzó volando y se posó en una rama alta en el otro lado del camino. No había duda, su cola es inconfundible, pero el contraluz y el poco tiempo que se estuvo quieto nos impidió hacer la foto. Igualmente, nos fuimos felices de allí.


Había otros pajarillos, especialmente colibríes, con los que nos entretuvimos un buen rato mientras volvíamos al puesto de entrada, disfrutando de las vistas de este maravilloso bosque nuboso que hace no más de 50 años cubría la práctica totalidad del centro oeste de Costa Rica y que está desapareciendo por el cambio de clima y la colonización humana.


El segundo hito, ya en el camino hacia el Caribe, fue la parada en Cartago, capital espiritual de Costa Rica, donde se ubica la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles que es la Patrona de este país desde 1782. Según cuentan, una muchacha mulata encontró a la Virgen en 1635 en una cueva que nos recordaba un poco a otras relacionadas con historias de este tipo en Europa. Hay una cripta a la que se accede por la parte trasera del edificio, con una réplica de lo que debió ser esta aparición y que está llena de exvotos de los creyentes. Nos pareció impresionante el fervor que tienen aquí a esta Virgen. En la cripta también se muestran los diferentes estratos de los cimientos, según el año de restauración / reconstrucción.


El edificio actual, tanto en el exterior blanco, como sobre todo en el interior, nos recordaba a las iglesias bizantinas. Nos gustó mucho el trabajo en madera de su interior, diferente a otras iglesias que habíamos visto. El anterior templo fue destruido en el terremoto del 1910 y el actual se comenzó a construir en 1912.

 

Al entrar a Cartago por la calle principal, en una maraña cuadriculada de calles, pudimos ver una gran profusión de comercios. Cartago es hoy una ciudad muy dinámica y una de las más importantes del país, en términos económicos. Ya era, de hecho, la principal ciudad del país en la época colonial.

Aprovechamos la parada para comer en una soda cercana al templo, continuando después nuestro camino. No nos daba tiempo de llegar a embarcar en La Pavona hacia Tortuguero, así que pensábamos pernoctar en Guapiles, un pequeño pueblo sin mucho interés, pero bien situado para esta parada intermedia. Menos mal. Porque, entre el golpe que nos dieron en el coche al realizar la circunvalación de San José en la zona de Moravia y la fuerte tormenta que nos pilló en el camino, al atravesar las montañas de Braulio Carrillo, hubiera sido totalmente imposible llegar a la última barca.


Sobre el accidente, no hay mucho que decir: un coche que salía de una calle y quería incorporarse a la vía principal por la que circulábamos nosotros, no nos vió, no miró, o no sabemos qué le pasó, pero se empotró contra nuestra puerta trasera izquierda. Afortunadamente, ninguno de los implicados sufrimos daños físicos, ya que la velocidad era la típica de un atasco de ciudad. Vamos, que estábamos todos bastante parados. Su coche era alto, un 4x4 antiguo, por lo que no se hizo nada. El nuestro era un coche normal, un sedán que acusó el impacto en la puerta, dejando una visible abolladura. A partir de ahí, nos apartamos a la acera (orillarse le llaman por aquí) y llamamos a la compañía de alquiler, que a su vez llamó a un guardia de tráfico para que levantase acta (trámite que cuesta 50$) y al perito del seguro para que tomase nota. Como os contamos en los datos prácticos de la ruta por Costa Rica, este trámite es puro papeleo y si alguno de los implicados no tiene seguro, como era el caso de quien nos golpeó, no hay posibilidad de parte amistoso, por lo que el asunto terminará en juicio y veremos si la compañía de alquiler nos devuelve el importe que nos cobraron por la reparación de la puerta. Lo que no nos gustó nada, fue que el agente de tráfico dejó que se marchase el contrario antes de que llegase el perito del seguro y luego resultó que no nos podía proporcionar datos del contrario por ser información confidencial. Afortunadamente, nosotros le habíamos pedido el nombre, el Id y tomado nota de la matrícula. En fin, afortunadamente se trató de un asunto de chapa.


Llegamos a Guapiles tarde, de noche y diluviando. Aquí lo importante era descansar para iniciar a la mañana siguiente la etapa de Tortuguero que tanto nos atraía.

Datos prácticos:

Cambio orientativo: 1 € = 615 Colones costarricenses. También se admiten los dólares USA como medio de pago.

Entrada al P.N.Quetzales: gratuita, porque la carretera de acceso es una vía pública hacia un pueblo y no se puede limitar. Sin embargo, en su página web se indica un coste de 10 dólares. Hay otro sendero pequeño, llamado Ojo de Agua, que entra por una zona privada y que estaba bastante embarrado, por lo que tuvimos que desistir. La entrada la hicimos desde la carretera interamericana sur (nacional II), frente al restaurante Los Chespiritos 1, pasada la desviación de San Gerardo en el punto GPS: 09º36'54.89''N 83º49'05.24''W
Más información en su web.

Entrada a la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles: gratuita.


Transporte: nosotros fuimos en coche de alquiler. Desde San José, la empresa Lumaca (calle 5, esquina avenida 10) tiene autobuses todos los días saliendo a las 05:15h el primero y el último a las 24:00h, cada 45 minutos. El trayecto dura 45 minutos.


Alojamiento en Guapiles: Hotel y Cabinas del Trópico. Es un motel de carretera, pero muy tranquilo al no estar pegado a ella. La verdad es que la habitación que nos dieron tenía una decoración un poco kitsch. El encargado nos dijo que el dueño quería que nos sintiéramos muy a gusto por ser españoles y haber hecho la reserva por internet, por lo que nos ofrecía elegir entre nuestra reserva y otra habitación más grande y moderna. Bueno. Las luces de led blancas con la cortina de tul de color rojo no es que fueran nuestro ideal de habitación, pero fue un sitio correcto y limpio para pasar una noche, con aire acondicionado, aparcamiento bajo techo para el coche y con un supermercado cerca.

2 comentarios :

  1. Bueno ya se va a acercando la vuelta a España verdad? Y veo que habéis tenido experiencias de todo tipo, además de haber enriquezido el blog, tendréis para escribir o un libro o una guía. Un fuerte abrazo y gracias por habernos alumbrado con tantas experiencias y bellezas fotográficas. Feliciano

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    1. Gracias a ti por seguirnos, Feliciano.
      Ya estamos de vuelta en España, pero aún nos queda por contaros las etapas de USA y Canadá, que fueron espectaculares. Buena idea lo de la guía...
      Un fuerte abrazo

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