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Fin de año en Sydney

Días 30 de diciembre a 4 de enero 

Nochevieja 2017 en el Edificio de la Ópera de Sydney

Y llegamos a Sidney. Y con ella uno de los momentos más esperados de nuestro viaje. El fin de año en la emblemática, carismática y gran capital económica de Australia. El fin de año que en Europa siempre vemos con fuegos artificiales desde esta ciudad cuando aún estamos en la hora de la comida. Fue maravilloso poder estar aquí en este preciso momento. Y así os lo vamos a contar.
Este era nuestro hito en medio del periplo de once meses alrededor del mundo que iniciamos allá en Julio. Primero os vamos a contar cómo es un fin de año en Sydney, dónde fuimos y cuándo, y cómo lo vivimos. Luego os contaremos cómo es Sydney, cómo recorrerlo y qué nos ha gustado más. Empezamos.

Museum: estación de metro de Sydney
Nuestra estación de metro en Sydney

Llegamos a Sydney el día 30 de diciembre a mediodía para poder estar desde muy temprano el día 31 en las filas de acceso a uno de los lugares habilitados para ver el espectáculo de fin de año. Y es que el fin de año en Sydney no es solo un espectáculo de fuegos artificiales, luces y sonido. Es, sobre todo, un acontecimiento familiar en la ciudad en la que todos participan alrededor de diversos eventos benéficos. Toda la información la ponen cada año en la web SydNYE (Sydney New Year's Eve) junto con avisos y noticias permanentes, también en Facebook y Twitter.

Uvas para las campanadas de nochevieja
Compramos uvas para el evento

Hay miles de voluntarios organizando los accesos en los diversos puntos, unos gratuitos y otros de pago, desde donde se pueden ver los fuegos en la noche. Y uno de los gratuitos más deseados por su posición, y que elegimos nosotros también, es McQuairies Point junto a los Reales Jardines Botánicos y desde el que se puede, con más o menos suerte, disfrutar de una vista de la Ópera de Sydney y del Puente Harbour Bridge.

Cientos de personas haciendo fila ordenada para entrar al parque

Como nos habían avisado de que teníamos que ir con tiempo, nos levantamos temprano y a las nueve ya estábamos camino del punto de acceso. Nuestro hotel lo habíamos escogido cerca para poder ir andando y, sobre todo, volver andando también. Nos imaginábamos que habría ya gente esperando para coger los mejores sitios pero... lo que nos encontramos rebasaba lo que habíamos pensado. Eso sí. Todo muy bien organizado.
Provisiones para todo el día
Entre la gente que esperaba, los había muy profesionales, con carritos de compra llenos de comida, bebidas, sombrillas y sillas plegables. Porque luego cuando llegas a la entrada, y tras pasar el control de seguridad, toca seguir buscando un lugar con visibilidad aceptable dentro del parque. Nosotros encontramos un hueco desde el que se veía el puente y parte de la Ópera, pero al estar en la acera, nos desalojaron junto a otras decenas de personas. Nos pusimos no muy lejos, casi enfrente, bajo un árbol que nos ayudaría a soportar las varias horas de sol, aunque tenía un poco menos de visibilidad. Nos fastidió ver que unos minutos más tarde, cuando la cantidad de gente se había multiplicado, los mismos guardias dejaban situarse a personas en esos lugares que antes estaban prohibidos. En fin, parece que es normal.  Los que lo sabían, se levantaban cuando llegaban los guardias y se volvían a sentar cuando se iban. Así que ya sabéis, el truco es resistir.

Aquello estaba abarrotado..

El resto de la espera hasta la noche lo pasamos entre los bocatas de la comida que nos habíamos preparado, jugar a las cartas, beber las varias botellas de agua que habíamos llevado (ojo, no permiten pasar al recinto con botellas que estén abiertas) y observar la "pasegiatta", mirando a la gente que se iba moviendo por delante. Nada glamuroso. Picnic en el parque más apelotonados que en Benidorm en agosto.

Bahía de Sydney
Atardecía y la bahía estaba repleta de barcos
Por cierto, aparte de algunos puestos de bebidas y comidas, hay varias zonas habilitadas con baños portátiles en las que, de nuevo voluntarios, se encargaban de gestionar las filas de gente y de mantenerlos limpios y con papel durante todo el día. Vamos, perfecto.


Sobre las 6 de la tarde comenzó el espectáculo aéreo, con avionetas cruzando el cielo haciendo piruetas. Después un espectáculo de música y danza en los escenarios de la ciudad, que desde nuestro sitio era imposible ver. Finalmente, la primera sesión de fuegos artificiales, la dedicada a las familias con niños. Es a las nueve de la noche cuando comienza este espectáculo de fuegos (aunque no vimos que ninguno de los niños se fuera después con sus padres a casa, la verdad). Dura quince minutos y es un adelanto de lo que se verá después. Todos nos levantamos y cambiamos de sitio para ver mejor los fuegos, así que no os preocupeis si no tenéis un puesto privilegiado desde el principio. Si donde queréis colocaros está lleno, buscad un sitio bueno para pasar las horas, no muy lejos de allí, ya que luego todos se levantan y no es difícil colocarse mejor.


Luego empiezan a desfilar bajo el puente varios barcos iluminados y los barcos del muelle lanzando chorros de agua al aire haciendo figuras. Y así, entre unas cosas y otras, llegaron los fuegos del Fin de Año 2016, iluminando la Bahía, el puente y la Ópera con un estallido de colores.

 

No hay campanadas como en España. El espectáculo de fuegos se acompaña por la radio con una banda sonora creada para la ocasión. No os imaginéis un único castillo de fuegos, no. Aquí lanzan fuegos, todos iguales y sincronizados, en siete puntos de la Bahía para que todo el mundo pueda verlos desde donde esté situado. Lo único diferente son los fuegos del puente.

 

La verdad que es espectacular ver estos fuegos junto a tal cantidad de gente, con los veleros iluminados que se sitúan alrededor del puente y que no se pueden mover desde que va a comenzar el espectáculo. Un momento especial y muy emotivo. Habíamos comprado uvas, así que nos montamos nuestras propias campanadas (a la mañana siguiente repetiríamos las uvas con la familia en España).


Y tras los fuegos, las fotos de rigor junto a las vallas para poder inmortalizar el momento antes de regresar a casa, porque el parque se cierra a la una de la noche, que ya es muy tarde para los australianos, acostumbrados a ir a dormir entre ocho y diez de la tarde-noche. Un momento mágico que ha quedado ya para siempre en nuestra memoriasy que ahora, al menos en parte, esperamos que también en la vuestra.


Pero os habíamos prometido contaros también algo de Sydney.

Esta ciudad es la capital económica y financiera de Australia, aunque no es su capital. Es un conglomerado de diferentes poblaciones alrededor de una Bahía, por lo que las comunicaciones no son solo trenes y autobuses sino también ferries y taxiboats.

Ibis blanco
Es fácil ver Ibis blancos en los parques
Cucaburra
Cucaburra. Ave simbólica en Australia. Un martín pescador grande
Los edificios más representativos de la antigua Sydney, edificios de piedra, se agrupan alrededor de lo que fue el antiguo asentamiento de la primera prisión inglesa en la isla, la zona que se llama The Rock, y que hoy es uno de los barrios junto al puerto, frente a la Ópera, con mayor atracción turística a nivel de restauración. Aquí comimos el día de año nuevo, en el Munich Brauhause, una institución en la zona.

 

El edificio emblemático por naturaleza de la ciudad es la Casa de la Ópera, Patrimonio de la Humanidad desde 2007. Son realmente tres edificios y se puede visitar.

Otro lugar interesante es el Real Jardín Botánico que exploramos el día de año nuevo. Tiene varios caminos para explorar las diversas áreas de plantas. Incluso vimos algo parecido a un Pakeko, ave que conocimos en Nueva Zelanda. Del jardín, a nosotros nos gustaron las rosaledas.


Desde este parque es de donde alcanzamos la Casa de la Ópera y, continuando por el borde del puerto, el barrio The Rocks. Es en esta zona de donde hay que subir a la entrada que da acceso al Harbour Bridge para cruzarlo y poder disfrutar no sólo de las vistas sino también de una explicación, gratuita, que hay en la primera planta de una de las torres. Se puede también a subir al torreón para tener una mejor vista del puerto pero es de pago. Y si os atrevéis, podéis cruzar por la parte alta del puente, la zona curva, con traje de seguridad y amarrados con cuerdas.


Al terminar de cruzar el puente se llega a otro pequeño parque, bajo el extremo norte, desde el que se puede también tener una interesante imagen del Skyline de Sydney y de la Ópera.


Y justamente al lado de este parque, se encuentra el parque de atracciones "Luna Park", con su característica entrada sonriente. Un parque de atracciones de primeros del siglo XX que aún guarda sus encantos. La verdad es que disfrutamos como niños viendo sus atracciones antiguas, mirándonos en los espejos deformados y paseando tranquilamente por aquí.

 


A la mañana siguiente, temprano, nos subimos al autobús 380 desde la estación de Museum en Hyde Park para ir a la famosa playa de Bondi Beach, donde los surfistas son los reyes, y que es un entorno realmente bonito, con arena blanca y casitas bajas a los lados que nos recordaba mucho las playas del norte de España. No es la mejor playa para bañarse debido a las corrientes, para eso es mejor ir a Manly Beach, al otro lado de la banía. En Bondi hay unas pequeñas piscinas de agua salada en el lado norte en las que se puede bañarse pero que son peligrosas si hay fuerte oleaje. En el extremo contrario, hay una gran piscina privada del tipo "sinfín" llamada "Bondi Icebergs Club", donde puedes nadar en agua salada por 6,5 AUD. En el centro de la playa, el Bondi Beach Pavillion, un antiguo edificio donde hoy están los baños para cambiarse, una cafetería y que hoy es principalmente ocupado por las empresas de surf. También hay una pista de skate. El paraíso para nuestro sobrino Álvaro, pensamos. Después de estar un rato, nos volvimos en el autobús 33, bastante lleno de gente, por cierto.

 

Junto al hotel teníamos también dos sitios interesantes: Hyde Park, donde está el ANZAC WAR Memorial con su estanque delante que se llama Pool of Reflection, la Fuente de Archibald, con personajes mitológicos y muy cerca de la Catedral de Santa María con un espléndido estilo gótico. Ambos son gratuitos.
ANZAC War Memorial
Fuente Archibald
Catedral de Santa María

Para terminar el recorrido de los lugares que más nos interesaban nos acercamos al día siguiente a la Estación Central para ir a ver las Blue Mountains con sus famosos sitios Echo Point y Tres Hermanas, pero eso será en la siguiente entrada.

Exterior Estación Central

Interior de la Estación Central
Datos prácticos:

Cambio actual: 1 AUD = 0,70 EUR

Transporte en Sydney. Utilizamos la tarjeta Opal. Es una tarjeta intransferible que se compra sin cargo en las estaciones de metro, pequeñas tiendas supermercados (convenience store) y en el aeropuerto. Se recarga con un mínimo de 10 dólares australianos en las taquillas y en las máquinas que hay en todas las estaciones, o bien en las convenience store. Tiene múltiples ventajas para ahorrar en el transporte y se puede usar también en los ferries y en el tren que llega a las Blue Mountains. Más info en la página web oficial. El número 131450 desde Australia ofrece información en diversos idiomas. Si no se quiere comprar la tarjeta, siempre se puede adquirir un billete sencillo, pero el coste es muy superior. Existe una aplicación para el móvil que es recomendable tener instalada para gestionar las recargas y planificar los viajes (Opal Travel app).

Cómo ir del aeropuerto al centro: utilizamos el Airport Link. Conecta con el metro y se puede pagar con la tarjeta Opal. Un billete sencillo al centro cuesta 17,90 AUD.

Sydney Opera House: se realizan tours para visitar el edificio principal. Hay varios tipos de tours. El más básico cuesta alrededor de 37 AUD. Más información en su web.

Hotel en Sydney para Fin de año. Nos alojamos en el "Oaks Hyde Park Plaza Apartments" en un apartamento con cocina que nos vino muy bien para hacer los desayunos y algunas comidas y cenas, ahorrando en el viaje y en el transporte interno, porque esta ciudad es cara. Teníamos un supermercado al lado y estábamos muy cerca de la zona donde queríamos ver los fuegos artificiales. Pero es un hotel caro y más tarde, al regreso en la última etapa del viaje por Australia, estuvimos en otro cerca de la estación mucho más barato y también muy bueno, "The Último".

Sitios en Sydney que son gratuitos: 
  • Anzac War Memorial - abierto de 09:00 a 17:00
  • Art Gallery NSW - abierto de 10:00 a 17:00
  • Barangaroo Reserve Park - abierto de 09:00 al anochecer - parque alrededor del puerto con algunas vistas espectaculares de Sydney
  • Sydney Observatory - abierto de 10:00 a 17:00
  • The Rocks Observatory Museum - abierto de 10:00 a 17:00
  • Museum of Comtemporary Art (MCA) - abierto de 10:00 a 17:00
  • Royal Botanic Gardens - abierto de 07:00 hasta el anochecer
  • Sydney Harbour Bridge - es gratis caminar y atravesarlo así como el pequeño museo
  • St. Mary's Cathedral - abierto de 08:00 a 20:00
  • Government House - abierto de 10:30 a 15:00 con tour cada 30 minutos
  • Bondi Beach - abierto permanentemente - se puede nadar solo entre las banderas indicadas para baño, casi en fila india. El resto es peligroso por las corrientes.
  • Manly Beach - abierto permanentemente - aquí no suele haber problema para bañarse.
  • Chinatown: esta zona la vimos al final del viaje, cuando volvimos a Sydney.
  • Darling Harbour: lleno de restaurantes. Tiene parada de ferry y un museo naval. También lo vimos al final del viaje.


7 comentarios :

  1. Qué bien, cómo os lo debisteis pasar. Un momento mágico para recordar toda la vida, nosotros nos acordamos de vosotros y nos dio mucha envidia cuando lo vimos en el telediario, nos hubiera gustado estar allí. Esta parte de vuestro viaje me trae muchos recuerdos, habrá que volver en algún momento. Un abrazo.

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    1. Miguel, como sabemos donde están, les damos una "sorpresa" y nos plantamos allí 😂

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    2. Miguel, Josechu, ¡animaros y uniros a la ruta!
      Ahora mismo estamos en Chile, acercándonos a Antofagasta. Iremos a Atacama y pasaremos a Bolivia. ¿Os apetece?
      Sería fantástico vernos por aquí
      Un fuerte abrazo

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  2. Igualito que el fin de año en la Puerta del Sol, con los cuatro borrachos de todos los años con pelucas de todo a cien, gafas con luces de neón y purpurina.

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  3. Si fuera otro destino... en Bolivia he estado este año, pero lo apuntamos. Atacama lo destrozaron en el último París Dakar.
    No os perdáis el Salar de Uyuni, espectacular

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    Respuestas
    1. Bueno, Miguel, después de Bolivia vamos a Perú, Costa Rica, Parques Nacionales Oeste USA y Canadá ... ;-)

      PD: iremos al Salar de Uyuni. Hoy hemos visto parte del Salar de Atacama y nos hemos acordado de vosotros viendo el Volcán Likankabur.

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