Ayer se nos fue de las manos la ruta. Aunque no lo habíamos planificado, animados por las buenas carreteras, se nos ocurrió ir hasta Alba Julia y de regreso ir parando en las iglesias fortificadas que queríamos ver. Pero cuando pasamos de la carretera 14 a la 14B, nos dimos cuenta de que una simple letra cambiaba el tipo de carretera, aunque en el mapa fueran aparentemente iguales. Carretera mas estrecha y con bastantes baches. Pero bueno, finalmente llegamos a Alba Julia.
Una compañera rumana nos había hablado de la ciudad y en la guía que llevamos hablaban de una imponente ciudadela. Sin embargo, casi cuesta verla ya que está bien camuflada, pero en la parte trasera de la muralla vimos la catedral levantada por la coronación de la Reina María y Ferdinan I y por ahí entramos a la ciudadela. La catedral es diferente a las que hemos visto hasta ahora y la ciudadela, resulta difícil de describir, ya que dentro de un perímetro medieval te encuentras con calles en cuadrícula con casas estilo vienés y cuando llegas al otro extremo, te topas con las puertas de entrada barrocas. Una sensación extraña.
Tras una comida en un restaurante fresco de uno de los bastiones de la muralla, desandamos camino, pero esta vez por la carretera principal. Alcanzamos a ver algunas iglesias fortificadas, aunque fuera desde el otro lado de muro, pero llegamos demasiado tarde a Biertan, así que hemos ido esta mañana a primera hora. Hemos madrugado pero no nos ha servido de mucho, ya que habían retrasado la entrada al recinto de Biertan por un bautizo y hasta las 11 no han abierto (hemos hecho tiempo acercándonos a otras iglesias, pero también estaban cerradas).
Ha merecido la pena. Biertan tiene encanto. No es tan grande como Prejmer, pero se aprecia que ha sido cuidada por el propio uso, sin necesidad de demasiadas reconstrucciones. Tiene una bonita escalera cubierta de entrada y la cerradura de la sacristía es realmente impresionante, tal y como habíamos leído.
El siguiente paso ha sido tomar la carretera hacia Vama, ya en Bucovina, atravesando los Cárpatos de nuevo, entre bonitos pueblos de montaña y algún que otro menos bonito y mas turístico pueblo. Se nota que esta es una zona de veraneo. Había muchas familias en el río pasando el día, como cuando nosotros éramos pequeños y nos llevaban al rio con las mesas plegables, la nevera y la sandía. El paisaje es espectacular. Hemos conseguido llegar al monasterio de Voronet media hora antes de que cerrasen y estábamos decidiendo si entrar o dejarlo para mañana cuando ha empezado a llover a mares, así que mañana será otro día.
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